Capítulo 8

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Capítulo 8: la cabaña del bosque

Shoto no lo dudó y corrió de vuelta al campamento. Si despertaba a los soldados y ordenaba que un regimiento o dos saliese tras ellos, aún podría salvar a Midoriya de esa pérfida criatura.

Pero cuál fue su sorpresa al encontrar el lugar completamente iluminado y a todos los soldados despiertos, yendo de un lado a otro y curioseando cerca de su carpa, donde varios escoltas de la guardia real que no habían viajado con él custodiaban con lanzas la entrada.

Extrañado, avanzó hacia ellos y a su encuentro salió Iida, quien hasta entonces estaba poniendo orden entre los soldados.

— ¡Alteza, por fin os encuentro!.— exclamó el caballero, preparado para reprender al príncipe por escabullirse en mitad de la noche.

Pero en la mente de Todoroki aquello era lo de menos.

— Iida, Midoriya está...

— ¡El rey está aquí!.— chilló el de gafas haciendo aquel movimiento mecánico con los brazos tan propio en él.— Debéis ir a recibirlo. ¡Os está esperando!.

"¿El maldito viejo ha venido...?"

Shoto desvió la mirada hacia la carpa. ¿Qué hacía su odioso padre fuera de la capital?. ¿Acaso había venido a hacer de soberano y padre ejemplar para darle la enhorabuena por el trabajo bien hecho delante de sus hombres?.

De solo pensarlo le daban nauseas y no estaba dispuesto a que se saliera con la suya.

Caminó con rectitud hacia los guardias y éstos le dejaron pasar clavándose ante él. Todoroki simplemente los ignoró y entró en la carpa que había estado ocupando durante el viaje. Una gran mesa presidía la estancia, repleta de mapas y pequeñas piezas de madera para simular estrategias. Detrás, una silla ornamentada donde un hombre ricamente vestido lo esperaba.

Sus ojos eran de un azul intenso y su cabello rojo como el fuego. Era grande y robusto, de rostro serio y puede que amargado. Sobre la mano derecha sostenía una copa de vino y miraba con monotonía al joven que saltándose todos los protocolos no le reverenciaría.

— ¿Qué haces aquí a estas horas?.— espetó el bicolor.

Endeavour frunció el ceño ante su tono desafiante.

— ¿Esa es tu forma de darme la bienvenida... Shoto?.

Su voz profunda hacía temblar a los sirvientes de palacio, a los soldados y a los consejeros. Cualquiera se estremecería al estar en la presencia del poderoso rey de Yuei, pero no el heterocrómido.

— No tengo tiempo para esto.— aseguró el príncipe. Sus ojos rezumaban odio y desdén, cosa a la que el rey estaba de sobra acostumbrado desde que había encerrado a la reina en la torre.— Un dragón se ha llevado a mi escriba.

Todoroki no tenía intención de seguir hablando con su padre. Cada minuto que pasaba era un minuto que perdía y daba ventaja al secuestrador.

— ¿Un dragón, dices?.— inquirió Endeavour, entornando los ojos con interés.— Errarser Head acaba de informarme de que habían muerto todos.

— Pues aún queda uno vivo. — rebatió su hijo, harto de perder el tiempo de aquella manera.— Y tengo que encontrarlo. Si no lo hago, Midoriya...

— Ah... ¿hablas del plebeyo de pecas?. cuestionó el rey apoyando la espalda sobre la silla, dando una probada a la copa de vino con una soberbia tranquilidad.— Dime, ¿por qué te preocupas tanto por un simple...?.

— ¡No hables de él como si lo conocieras!.

Todoroki comenzaba a perder los nervios. Su padre siempre había despreciado al escriba desde que entró a trabajar en la Corte como un gesto de caridad hacia su pobre familia.

Dragon king (KATSUDEKU)Where stories live. Discover now