Capítulo 14

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Capítulo 14: por fin

En Ignis, la primera vez de una pareja destinada era un acontecimiento muy importante para toda la comunidad.

Durante la noche, todos los dragones se reunían en la plaza principal bajo la sombra de la gran torre blanca y contemplaban emocionados cómo Mitsuki Bakugou bendecía a los destinados.

Después, éstos se retiraban y la ciudad al completo permanecía a oscuras y en silencio hasta que a sus oídos llegaran los primeros gritos.

En ese momento, las antorchas se encendían y empezaba la fiesta. Todo el mundo festejaba, niños y mayores, porque el destino que compartían dos de sus congéneres se hubiese consumado por fin.

Un festival de luz y colores llenaba la ciudad de alegría por los destinados. No había vergüenza ni pudor, solo dicha y palabras de agradecimiento a la señora Bakugou por haber unido una vez más los destinos de su pueblo.

Kirishima recordaba con especial precisión la noche en la que Togata Mirio y Amajiki Tamaki recibieron su bendición.

Él solo tenía dieciseis años y la pareja dieciocho y por aquel entonces, en plena adolescencia, encontrar a su destinado no le parecía una prioridad.

Muchos de su generación ya lo habían logrado y presumían de haber encontrado al amor de su vida, pero algunos, como Bakugou y él, permanecían solteros y enfrascados en asuntos más importantes como la preparación militar para participar en las expediciones de exterminio de demonios.

Sin embargo, aquella noche en la que Mirio sempai y Amajiki sempai abandonaron la plaza dados de la mano y unidos por un cordel de seda roja, algo en él se sintió vacío.

Por primera vez, la idea de ser él el protagonista de aquella ceremonia, acompañado por algún dragón varonil o por una imponente dragona guerrera, no le pareció una idea tan descabellada.

Bakugou obviamente se rió de él. Ese rubio aguafiestas al que quería como a un hermano lo había dejado claro desde que no levantaba ni tres palmos del suelo. Él no creía en el destino ni necesitaba un "destinado de mierda".

Quién iba a pensar que cuatro años después, en una posada humana cualquiera y sin el beneplácito de Mitsuki o el ceremonial correspondiente, ese incrédulo dragón abrazaría su destino.

Y de qué forma...

Las ojeras del pelirrojo al día siguiente eran tan oscuras como un eclipse lunar.

Su habitación era la contigua a la de Midoriya, y el cabecero de su cama era perpendicular al del otro cuarto, por lo que cada sonido inapropiado y cada respingón que había dado la cama había llegado alto y claro a sus finos oídos de dragón.

"Si Bakugou se entera, me matará, me matará, me matará..."

Eijirou se lamentaba así en una mesa de la posada mientras daba vueltas a la insípida sopa que servían allí como desayuno.

La fiesta y el jolgorio de Ignis estaban destinados a opacar el sonido de los amantes y así darles intimidad y ahora entendía por qué... Los dragones no eran precisamente silenciosos a la hora del acto sexual.

— Parece que no has dormido bien.— la dicharachera voz de Kaminari le sobresaltó mientras el siempre jovial rubio tomaba asiento a su lado.— ¿Has tenido más pesadillas?.— inquirió preocupado al ver su rostro apagado.— Debería haber dormido contigo...

El color subió inmediatamente a las mejillas del de dientes picudos y tras comprobar que nadie le hubiese escuchado, fulminó con la mirada a Denki, que reía por lo bajo ante la reacción del dragón.

Dragon king (KATSUDEKU)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt