El Valle De Los Lobos ✔️ [Libro 1 Saga De Los Dioses Caídos]

Bonus: Crónicas Vampíricas (1)

IMPORTANTE!!

LOS HECHOS DE ESTOS CAPÍTULOS BONUS OCURREN ANTES DE QUE ALEXANDRA LLEGARA A VALLEY CITY.

¿Alguna vez has sentido el hedor de un cadáver humano en plena descomposición? No voy a mentir, las palabras no me alcanzan para  describir la sensación que se posó sobre mí al oler la sangre de una persona muerta cuando me convertí en un vampiro por primera vez. Si un solo cadáver fue suficiente como para abatirme los pies, ni siquiera quiero recordar la pestilencia que se ceñía sobre Znojmo aquel 29 de mayo de 1919.

En el silencio de mi habitación, e imposibilitada de sentirme del todo tranquila por la presencia de aquella vampira en la ciudad, yo leía entre las páginas del diario que Jensen había dejado en mis manos para aprender todo lo que pudiera de su sádica ex mujer.

Las páginas amarillas y desgastadas estaban cargadas de relatos que databan desde el día en punto en el que Jensen había sido convertido en aquel ser sobrenatural, y aunque solo su empatía fue acrecentada durante la transición, en cada una de ellas se podía leer su lucha continua contra su propia naturaleza vampírica.

Había mucho más que solo información sobre Alexandra en aquellas hojas. Era una crónica de todo el terror por el que estaba pasando Erick y que podía extenderse por años de no tener a Anna y a Jensen a su lado. A medida que las décadas pasaban, podía ver la evolución en el pensar del vampiro y como aquella familia disfuncional que en aquellos momentos nos acogía, se había formado. Todo lo referente a Sammuel, sin embargo, Jensen lo había eliminado de aquel diario y se podía ver el espacio de las páginas faltantes en el cuaderno.

Tomé un sorbo del hirviente té de menta endulzado con miel y me dispuse a continuar leyendo las palabras escritas con tinta negra. Era la mañana del 29 de mayo de 1919 y James Smallwood acababa de llegar a Chechenia tras la pista de la vampiresa Alexandra Udinov, solo para encontrar que una misteriosa masacre había tenido en un pueblo rural de las afueras.

Nunca en mis años de vida había visto el verdadero rostro del dolor, y lo vi aquel día en las caras de los pocos sobrevivientes que aquel demonio dejó detrás de sí. Los gritos, lamentos y súplicas llenaban las calles de aquella ciudad en la frontera con Austria y, si sabía algo de Alex era que su hambre era insaciable y su poco respeto por la vida humana también era inconmensurable.

—Demonios de la noche —cada persona que le preguntaba, repetía lo mismo y que ya Alex ni siquiera optara por el secretismo era realmente preocupante—. Fueron demonios de la noche disfrazados de mujeres. Fueron Dhampir…

—Estoy aburrido de estar aquí, Jamie —me dijo Lachlan  cuando regresé a la habitación del hotel donde nos estábamos quedando.

Por el bien de las apariencias, Hans y Helena habían tomado una suite matrimonial y Lachlan y yo, una habitación doble. Si ya de por sí nuestra presencia en aquel pueblo se hacía inaudita luego de tan desafortunados eventos, no queríamos llamar más atención sobre nosotros con la descarada e intermitente relación que llevaban el pelirrojo y el moreno y las miles de indiscreciones con mujeres de Helena.

—Eres aburrido, pequeño Jaime —me recordaba Lachlan mientras remoloneaba dentro de la habitación.

—¿Pequeño yo? —Me dejé llevar por su insolencia—. No soy el que se comporta como un niño de diecisiete años teniendo siglos en la piel.

—Es exactamente por eso que me comporto como un niñato a tus ojos —me corrigió de inmediato—. ¿Qué sentido tiene llevar una vida tan insípida como la tuya? ¿Qué gracia tiene la inmortalidad si no puedes disfrutar de los placeres de este mundo?