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Nicolás.



Miré a Celeste y asentí con mi cabeza por vez número... No sé, ya perdí la cuenta. El tema de la pelea de hoy era: "Vacaciones en familia". Un nuevo capítulo en esta novela que no tenía fin, se enojó porque me reí en su cara al escuchar sus planes. Ella pretendía que viajemos los cuatro juntos así Valen y Mía seguían sintiendo el amor de la familia, literal que me le reí en la cara.

—A ver Celeste... La cosa es muy simple o los nenes se van con vos o viajan conmigo ¿Qué tan difícil de entender es lo que te estoy diciendo? ¿Acaso necesitas que te haga un dibujo para que lo entiendas? —Y ahí explotó, siguieron los gritos diciéndome que era un rencoroso, que si no aprendía a superar nunca iba a crecer y miles de frases al estilo de evangelio las cuales ya me tenían harto.— Bueno, vamos a lo que vine porque no tengo todo el día... —Levanté mi mano haciendo que se calle porque sus gritos y llantos me van a terminar reventando la cabeza.— Yo viajo con los chicos y vos no me vas a dar a Valen y a Mía porque organizaste un viaje con tus viejos ¿Es así? —Ella asintió secando sus lágrimas. — Listo, entonces hablamos cuando vuelvan así yo los puedo llevar aunque sea unas semanas a Lisboa —Le sonreí de lado y gire para ir hacia la salida. — Ya me despedí de ellos cuando los lleve a la casa de mi hermano, así que cuídalos y nos vemos. —En cuanto ella quiso acercarse a saludarme con un beso la frené tomándola de los hombros y le sonreí. — Nos vemos Celes...

Salí de la casa de Celeste y marqué a Ale avisando que ya había arreglado y finalmente viajaba, solo, pero iba a las vacaciones. Subí al auto y manejé hacia el nuevo departamento que había comprado en Buenos Aires, después de la separación le dejé todo a Celeste, no para ella, si no pensando en el futuro de Valentín y Mía.

Una vez que entré al departamento cerré la puerta dejando las llaves del auto en la mesa de entrada. Suspiré y saqué mi gorra colgándola. Esto era mi día a día, solo, al menos cuando no estaba con alguno de los nenes, que en si eran pocos días ya que después de separarnos Celeste volvió a vivir a Argentina y con ella se trajo a Valen y a Mía al igual que More que vivía con la mamá en Argentina, quién viajaba de vez en cuando, cuando le permitían en la escuela o tenía vacaciones.

Me tiré en el sillón sacando mis zapatillas y prendí la televisión buscando algo para ver, cuando encontré capítulos de Peaky Blinders me salió la sonrisa de gordo fan adentro. No sé hasta qué minuto del capítulo vi ya que me termine quedando completamente dormido.

Escuchaba a lo lejos el celular, aunque cada vez se hacía más fuerte. Abrí mis ojos y ahí caí en cuenta que me estaban llamando, vi la pantalla y refregué mis ojos, tenía cinco llamadas perdidas de Ale. Lo llamé y bostecé un poco mientras esperaba que me conteste.

— ¿Hola? —Hablé con mi voz algo ronca ya que recién me levantaba.

Cara de verga ¿A qué hora pensas venir? Te estamos esperando hace dos horas boludo... —Separé un poco el celular y abrí mis ojos de golpe al ver que eran las diez de la noche, íbamos a juntarnos a las ocho y media.

—Uy amigo, me re dormí, ya voy para allá. —Me levanté rápido y volví a ponerme mis zapatillas.

Bueno, te espero... —Escuché que alguien hablaba de atrás. — Ah, buenísimo... —Contestó supongo que a ¿Linda?— Tanque, necesito que me hagas un favor, iba a venir una amiga pero se me complica ir a buscarla estoy cocinando ¿Te puedo pasar la dirección y vas a buscarla? Queda de pasada.

—Obvio, pásame la dirección y voy... —Me levanté y me peiné frente al espejo. — Por lo menos decime que está buena...

No Nicolás, ojo que es como mi hermana no te hagas el vivo que cobras. —Me reí y mordí mi labio Alejandro me había dado pie para cargarlo con algo.

—Dale Papu, nos vemos. Pásame la dirección así paso a buscar a... ¿Cómo se llama mi novia? Ni siquiera sé el nombre —Reí levemente.

Te voy a matar Nicolás, ya te paso la dirección. —Cortó Ale y reí poniéndome de nuevo mi gorra. Agarré las llaves y vi la dirección que Papu me había pasado, estaba cerca.


nicolasotamendi30. 3 min.

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Manejé por unos minutos hasta que llegué a la dirección que Ale me había pasado, levanté mi vista y fruncí mi nariz al ver que era un edificio, el pajero no me había pasado el número. Vi a una chica bajar, tremendo bombón. Estaba bajando la ventanilla y ella me miró.

— ¿Vos sos Nico? —Me apuntó y rió. — Que pelotuda, es obvio que sos Nicolás el amigo de Ale, soy Lupe. —Sonreí, qué bombón de amiga tenes Ale y que bien guardada la tenías.

—Sí, soy Nico. Subí antes que se haga más tarde y me maten —Me estiré un poco y le abrí la puerta del acompañante. Pasó por el frente del auto y me fue inevitable sacarle de encima la vista. Cuando subió me miró y se acercó a saludarme con un beso en la mejilla, el cual se lo correspondí con una sonrisa. — ¿Estás lista? ¿Vamos yendo? —Volví a dar arranque al auto y ella asintió con su cabeza.

—Ahí le aviso a Ale que estamos yendo. —Agarró su celular y tecleó algo.

— ¿Sos muy amiga de Ale? Porque nunca te vi... —Mire hacia el costado fijándome en la esquina que no venga ningún auto y así poder cruzar.

—Sí, soy amiga suya desde chicos pero... No soy mucho de juntarme —Habló y se encogió de hombros. — Soy la madrina de Coti y bueno, a veces viajaba a saludarla pero el tema del trabajo se me complicaba todo. —Asentí con mi cabeza.

—Sos la madrina prófuga de Coti. —Bromeé ya que siempre que festejaba su cumpleaños decían que la madrina de ella no había podido ir. Ella rió levemente.

—Algo así... Ya te digo, con el trabajo se me complicaba un poco. —Gire a verla y la atrapé mirándome con una sonrisa, que obviamente se la devolví logrando que se sonroje un poco y gire su vista.

— ¿Y de qué trabajas? —Hablé volviendo mi vista hacia el camino. Si mi memoria no fallaba estábamos a unas cuadras de la casa de Ale.

—Soy docente de nivel inicial... —Habló bajo y gire a verla sonriendo. — ¿Qué?

—Nada, me causa ternura... Aunque tenes toda la onda de maestra. —La señalé riendo a la vez que estacionaba en la puerta de la casa del Papu.

— ¿Y eso es bueno o malo? —Me miró frunciendo su ceño.

—No, es buenísimo. —Reí apagando el motor del auto. Ella sonrió encogiéndose de hombros y bajó caminando hacia la entrada. Me fue inevitable no mirarle el culo y mordí mi labio, el mejor culo que vi en mi vida. Bajé del auto y bloqueé el auto, en cuanto llegué a la entrada Ale ya había abierto la puerta y abrazó con fuerza a Lupe.

— Hola enfermita... No vuelvas a desaparecer así. —Murmuró Ale soltándola y ella sonrió levemente con su mirada algo baja y asintió entrando a la casa en donde fue atacada por los hijos de Ale abrazándola. Papu giró a verme y levantó una ceja. — Nicolás, no la mires así... Ojo —Me apuntó a lo que yo reí.

—Que escondidita te tenías a tu amiga eh... Una joyita. —Bromeé palmeando su espalda y entré a la casa, saludé a los nenes despeinando suavemente sus cabellos y fui al quincho a saludar a los chicos. 


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Creo.|| Nicolás OtamendiWhere stories live. Discover now