OCC 2

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OCC2

MoGuanShan miro el reloj que estaba sobre la mesa de su escritorio, eran las 4:40 y ni un rastro de Hetian. Eran su tercera semana consecutiva dando las clases complementarias a aquel chico poco amistoso y flojo. Si alguien le preguntaba aquella jornada no había sido nada fácil. Muchas veces, como esa tarde, Hetian simplemente no asistía a la reunión o simplemente lo ignoraba mientras veía su celular.

Confrontarlo no era opción la primera vez lo hizo sin dudar y la altura y cara de pocos amigos del chico pelinegro simplemente hicieron que sus piernas temblaran como gelatina, se mordió los labios un tanto nervioso, a pesar de todo tenía que ayudar a Hetian y era fácil ya que si el chico alto se concentraba salía a relucir su “yo inteligente”.

Miro su celular, el mensaje que hace unos minutos había enviado a Hetian seguía sin ser leído. Se sentó en la silla giratoria y se rindió, de seguro Hetian estaría por ahí perdiendo el tiempo haciendo quien sabe que o saliendo con alguna chica linda. Se acomodó en su silla y decidió olvidarse de ese asunto y terminar sus propios deberes.

Cuando el reloj marco las 5:05 unos dos golpes fuertes en la puerta de su departamento lo hicieron brincar. Se acercó a la puerta y miro por el pequeño agujero del otro lado no había nadie. Otro golpe lo hizo sobresaltar. Abrió la puerta con cuidado un jadeo adolorido se escuchó a su derecha; y ahí estaba Hetian recargado en la pared con una mano sosteniendo su costado derecho, su uniforme estaba sucio y desaliñado un moretón comenzaba a formarse en su mejilla derecha y sangraba de la nariz y la comisura de sus labios la sangre escurría tanto que ya había manchado la camisa blanca.

-He-Hetian- Mo se quedó estático de la impresión, Hetian se intentó incorporar dio un paso y cayó hacia el frente, GuanShan apenas lo pudo sostener.

-¿estás bien?- pregunta tonta pensó Mo mientras usaba todas sus fuerzas para evitar que el pelinegro cayera, como pudo lo arrastro hasta el interior de su departamento y lo recostó sobre la alfombra, acomodo con cuidado un cojín bajo la cabeza del chico y lo miro consternado. Una ambulancia fue lo primero que paso por su mente, busco el celular con manos temblorosas.

-¿qué demonios estás haciendo?- gruñó Hetian.

-una… una ambulancia… necesitas ayuda- dijo con voz temblorosa el pelirrojo.

-¿tienes un botiquín?- dijo sentándose  mientras tosía. GuanShan se levantó y saco una pequeña caja llena de banditas y desinfectante, sólo eso tenía para curar alguna herida normal. Se giró y vio como Hetian se quitaba la camisa ensangrentada mostrando su cuerpo perfecto pero lleno de golpes, su mano seguía sosteniendo su costado derecho. Mo tomo algunas toallas y se acercó a Hetian.

-¿qué sucedió?- dijo Mo con voz baja mientras se arrodillaba junto a Hetian y colocaba las toallas sobre la herida. El chico más alto se dejó caer sobre la alfombra y no dijo nada.  El pelirrojo trato cada una de las heridas con sumo cuidado, limpiando y colocando bandas especiales.

Antes de esto Hetian había mostrado uno que otro moretón, nada muy significativo, pero era raro que un chico así se metiera en tantos problemas, quito la toalla, la sangre se había detenido pero sus manos temblaron, se sintió impotente de ayudar a Hetian era un total irresponsable, pero no se merecía esto. Y sin saber porque algunas lágrimas se derramaron por sus mejillas.

-¿por qué lloras?- dijo Hetian un tanto hastiado ante la forma de actuar de Mo. Haber llegado a GuanShan había sido solo un reflejo; después de que la triada enemiga lo atacara por sorpresa el lugar más cercano era el departamento de aquel chico simple y aburrido. Suspiró y miro de reojo al pelirrojo que seguía tratando su herida mientras lloriqueaba, sus ojos ámbar se tornaron rojos en la comisura y su semblante preocupado lo hizo sentir extraño. 

-eres un idiota… ni siquiera me conoces bien- gruñó Hetian mientras se intentaba sentar.

-conozco lo importante…- murmuró Mo y empujándolo lo recostó de nuevo – ahora no te muevas te preparé algo de comer para que tomes una pastilla para el dolor-

Hetian negó con la cabeza.

-¡NO TE MUEVAS!- grito Mo y Hetian lo miro sorprendido. El pelinegro se recostó y cerró los ojos.

  

Continuará.... :)

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