IV

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No sabía donde estaba.

Y por más que intentaba caminar, parecía no avanzar, la oscuridad a su alrededor era palpable y no podía ver nada. Todo a su alrededor estaba en silencio, incluso si una aguja callese él podría escucharlo.

A pesar de la penumbra del lugar siguió caminando, intentando encontrar un camino, una luz, algo que le indicara como salir de ese lugar, quería salir de ahí.

Shizun.

Anhelaba verlo.

Quería disculparse, quería que lo perdonara, aunque para ello tuviera que arrodillarse frente a Shizun todo el tiempo que él quisiera.

Entonces lo escuchó.

Un rugido.

Uno fuerte y espeluznante que le caló hasta los huesos, levantó la vista y más adelante lo vió.

Era un lobo negro y grande, de colmillos largos y fuertes, los dientes eran blancos, las garras afiladas y en la frente tenía su marca demoníaca, pero mucho más larga y ancha. El gran lobo estaba atado, tenía largas cadenas hechas por un grueso metal.

-¿Quién eres? - preguntó

Cómo si el animal lo entendiera abrió los ojos y se vió reflejado en las amplias pupilas del animal, eran del mismo gris que sus ojos antes de descubrir su origen; luego pasaron al rojo que actualmente poseía.

Por más que quiso apartar la vista no pudo y pronto se dió cuenta del por qué. Este animal, era él, era su instinto animal. Ese que los demonios poseían y que él nunca había visto, ese que solo se manifiesta después de una experiencia traumática y su experiencia fue enterarse de la verdad sobre Shizun y lo malagradecido que fue con él.

Intentó acercarse para desatar las cadenas, pero una mano lo detuvo. Se giró y la persona que lo detuvo no era otro que Liu Qingge, el dios de la batalla, cómo le habían apodado.

- No es momento, primero debes enfrentar tus demonios internos, si liberas a tu lobo hará que te carcoma la culpa, entonces tu conciencia se perderá y él tomará el control de tu cuerpo, entonces, dejarás de existir. -

- ¡Intruso! - gruñó el lobo y se quedó solo, Liu-shishu no estaba por ningún lado.

- Shizun - un niño vestido en blanco y verde iba corriendo, tenía una cola de caballo alta y brillantes ojos grises en dónde se apreciaba la inocencia- Shizun, preparé algo, este discípulo solicita que Shizun lo pruebe; no tiene canela, así que no tiene de que preocuparse. - el niño se arrodilló y puso frente a su Shizun una bandeja con diferentes postres y el té favorito de Shizun.

El mayor miró los bocadillos y tomó uno.

Debía admitirlo, el mocoso era bueno, terminó de comer el bocadillo, cubrió la mitad inferior de su rostro con su abanico y habló: - Podría mejorar, tienes 1 semana para descubrir cómo. -

El menor se levantó emocionado y realizó una venia y dijo: - sí Shizun, este discípulo descubrirá cómo. - y salió corriendo a seguir trabajando.

Sí hubiese girado habría visto a su Shizun sonriendo.

...

- Binghe, mueve la muñeca de manera esférica para esta técnica. - habló Shizun.

- Sí, Shizun - siguió el consejo de Shizun y la técnica le salió como Shizun cuando la hizo. - Lo logré Shizun. -

- Deja de presumir, bestia. -

La mirada en sus ojos demostraba la esperanza de que ese niño sería bueno. Su mirada se suavizó y la sonrisa bañó los ojos esmeraldas.

...

¿Qué hubiera sido si...? (BinJiu)Where stories live. Discover now