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Shizun no había cambiado.

Shen Qingqiu, tenía esa misma aura que podía hacer a cualquier persona arrodillarse ante él, esa misma aura altiva que había hecho que él lo tortuturara sin descanso para verlo quebrarse y esa que incluso en su último momento no lo abandonó.

Shizun seguía igual de elegante e inalterable que cuando era el señor del Pico Qing Jing, seguía siendo tan inalcanzable e inamovible como el bambú. Sin embargo su mirada era una cortina helada de color esmeralda, una mirada vacía de emociones que no reflejaban absolutamente nada.

La tormenta de emociones que él sentía era como si no llegara a Shizun, como si ese ser celestial y divino ignorara todo lo que estaba pasando en su interior. Pero él, mejor que nadie, sabía que sus ojos eran como un espejo para el hombre que lo veía sentado desde su lugar como si no lo hubiese golpeado con su abanico hasta hacerlo caer de golpe, algo humillante y más cuando sus subordinados estaban presentes.

Así que ahora, sentado frente a Shizun, cómo cuando tenía catorce se sentía nervioso. Llevaba mucho tiempo en esa posición y su maestro no había dicho nada, el silencioso ambiente era tan incómodo que incluso sus subordinados los dejaron solos.

– Shizun... –

–¿Acaso este maestro dijo que podías hablar?– lo miró altivo y habló cortante

El menor bajó la cabeza y apretó sus puños sobre las tunicas que traía puesta y sus labios formaron una línea que se tornó blanca de tanto apretarlos.

Se sentía impotente.

Incluso cuando hace diez años había dejado de ser discípulo de Shen Qingqiu, él le temía, respetaba y adoraba en cantidades iguales, aunque también sentía culpa por lo que le hizo a Shizun, eso no quitaba el hecho de que sentía rabia, impotencia e ira.

Él toda su vida quiso respuestas de sus padres biológicos y aunque con el tiempo se rindió, eso no significa que su curiosidad haya desaparecido; es más, ahora que alguien sabía todo sobre él quería preguntar, quería saber por qué pasó todo.

– Te pareces mucho a Shijie, ¿sabes?– el inmortal lo miró fijamente – tienes sus ojos y su determinación – apretó los puños y los labios – para los señores de Pico siempre fue doloroso mirarte porque nos recuerdas que no pudimos salvarla y tampoco pudimos evitar que encerraran a Junshang, creímos que si al menos lo hubieras tenido a él, todo habría sido más fácil para tí. –

– Shizun, cuando llegué a Cang Qiong, Liu-shishu, intentó tomarme como discípulo, ¿eso fue parte de un plan? – preguntó mirando al inmortal que permanecía tan distante como una deidad, cómo siempre le había parecido.

– Liu-shishu y Yue-shixiong, no estaban de acuerdo con que entraras a Qing Jing... – desvió la mirada – ellos sabían que cuando despertaras te lanzaría al Abismo Sin Fin; por eso cuando te llevé a Qing Jing, hubo una junta de emergencia, intentaron llevarte con ellos más de una vez, pero tú tan leal como eras jamás aceptaste. –

– No estaban de acuerdo con la idea que tenía Shizun de enviarme al reino demoníaco –

– Para ellos la idea de que la única parte de que Su Xiyan, sufriera era inconcebible y para mí la idea de que el viejo maestro de la secta del Palacio Huan Hua te hiciera daño era más inconcebible, así que te envié al único lugar en el que ese viejo asqueroso no podría encontrarte –

–¿Cómo sabía Shizun que el Abismo Sin Fin se abriría en la conferencia de la Alianza Inmortal?–

– Cuando Shijie estuvo en la Prisión de Agua, MoBei-Jun, también estuvo ahí; tenía díez años, así que no lo matarían hasta que cumpliera dieciocho. Cuando me enteré de esto le dije a Shang-shidi, que lo liberara y alos más tarde cuando se reencontraron y Shang-shidi lo salvó de morir este no dudo en hacerlo su sirviente. Por eso sabía que se abriría el Abismo Sin Fin. Y también por MoBei-Jun y Meng Mo, supe siempre cómo estabas en el Abismo –

¿Qué hubiera sido si...? (BinJiu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora