Capítulo 4. Rompiste las reglas

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Los rumores corren muy rápido cuando se tratan de los tres primeros. En especial para las capitanas del grupo de fans para aquellos chicos.

Ser parte de los tres primeros significaba tener a varias chicas detrás de ti pero ninguna podía estar contigo, era la regla.

Eres de todas y para todas pero de ninguna en su totalidad.

Así que escuchar oir qué una hermosa pelirroja se encontraba en el "aula de la pasión" con uno de los primeros, hacían enfadar a varias, pero antes de que estos rumores llegarán a los oídos de toda la escuela, tres jóvenes tenían que arreglar y aclarar cuentas con esta chica.

La mañana de la pelirroja no fue mala, lo único malo fue el hecho de levantarse aún más temprano que aquel patético castaño. No entendía porqué ella debía de arreglarse primero, era más rápida que él en hacerlo; él se tardaba tres canciones más de cuatro minutos en la regadera a comparación de ella, ojalá a él lo toque pagar el recibo del agua.

Salió de su departamento primero que aquel chico, no se sentía de humor para verlo está mañana, pero en el transcurso de su caminata recordó que dejó su leche de fresa en el refrigerador. El hambre la mataba, así que prefirió pasar por una tienda antes de volver a casa.

—Hola, rojita —exclamó una voz detrás de ella. Era Liam—. Madrugaste. Veo que la vida de independiente te ha cambiado por completo.

—No tienes ni idea.

Solo fue cuestión de minutos para que llegarán a la preparatoria en la bicicleta del azabache. Era imposible no ver los músculos de aquel chico, no paraba de entrenar y hacer ejercicio todos los días y su cuerpo lo demostraba. Aunque correr no era totalmente su fuerte, prefería llevar una bicicleta a la escuela.

Merida era a la única chica que dejaba subirse en ella, más bien, ella no recuerda que Liam llevará alguna novia en las reuniones o a los entrenamientos. Que extraño. No negaba que su amigo era demasiado atractivo y carismático, tenía a la mitad de la escuela suspirando por él que podría salir con cualquier chica que gustará. Pero lo que ella no sabía; es que él miraba a alguien que nunca se fijaría en él.

El día estuvo tranquilo en su totalidad, esta vez no tuvo que ver en ningún momento la cara de Hiccup, así que todo iba de maravilla. A excepción de la clase de matemáticas, odiaba tanto eso pero por lo menos la chicharra ya había indicado que el día ya había terminado por hoy. Fue entonces, que una chica de primer año entro a su aula, todos se encontraban guardando sus útiles así que no formaba gran importancia su prescensia; todos deseaban irse de una buena vez.

Aquella chica llegó con la pelirroja, su baja estatura y trenzas la hacían ver tierna, claro que sí era de primer año. Le entrego una nota a la chica para después irse corriendo y perderse entre la multitud de gente que yacía afuera.

"Necesitamos hablar, te espero en el almacén del gimnasio a la salida.

—Hiccup"

Los ojos de Merida únicamente dieron una vuelta completa al leer aquellas palabras y romper la nota. El día de ayer Hiccup le dejo muy en claro que dentro de la escuela no quería que le dirigiera ni una sola palabra ¿por qué ahora él era el que la buscaba? ¿No podía esperar a llegar a casa?

Estos dos días que llevaba viviendo con él no lograba comprenderlo en lo absoluto, no era como si ella lo intentará o lo viera tan seguido; pero el simple hecho de leer su nombre le hervía la sangre.

Con algunas excusas para que su amiga no la acompañará, fue directo a dónde el castaño la había citado.

—¿Hiccup? —preguntó abriendo la puerta del almacén— Espero que sea importante, imbécil —musito para ella sola cerrando la puerta detrás de haber entrado.

Mericcup: Viviendo con el enemigo Where stories live. Discover now