Capítulo 15. Pensamientos

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Tal y como lo dijo el castaño, Patrick no entregó su proyecto.

Hiccup acompañó a la pelirroja a su salón, tomándose la molestia de cargar su mochila, aunque se preguntaba porque pesaba como si no llevara nada. Merida varias veces le dijo que no era necesario llevarla, no tenía problemas de ir por su cuenta, pero el chico no escuchó ni una sola palabra.

Cuando Hiccup la dejo en la puerta, todo el mundo se encontraba susurrando, porque de todo este tiempo, no lo habían visto por ahí. Ambos se despidieron de un beso en el cachete para cada quien tomar su camino. Sin antes que el castaño le diera una mirada de odio al rubio que se encontraba hasta los asiento de enfrente.

Cuando Merida se sentó en su lugar, sus amigos se acercaron velozmente a ella.

—¿Qué diablos está pasando? El viernes te quedaste con Patrick hasta tarde y ahora Hiccup te deja en el salón dándote un besote. Sin duda, Dios tiene a sus favoritos.

—Ni siquiera me hablen del imbécil de Patrick, no puedo creer que me gustara una basura como él. —ambos amigos se quedaron perplejos ante su comentario.

Merida comenzó a contarles todo lo que sucedió y la razón por la que todo el fin de semana no respondió ninguno de sus mensajes. Por supuesto, al terminar su relato, Rapunzel y Jack miraban con odio al susodicho; tanto así, que la nuca del rubio se quemaba.

—Si se atreve a tan siquiera mirarte, lo moleré a golpes —dijo el albino con demasiado enojo en su voz.

—Se las cortare, créeme. Que agradezca que el reglamento no me deje traer mis cosas de papelería, sin duda le cortaría los dedos con mi guillotina. —Rapunzel sin duda, era la niña de los plumones del salón, pero tanto Jack y Merida sabía las cosas filosas que tenía en su cuarto para hacer sus tareas.

—Gracias al destino que no pasó nada, por suerte Hiccup estuvo ahí.

—Eso explica los moretones en su cara. Tiene suerte, si hubiera estado con Hiccup, seguramente su cara no sería lo único roto. —el trío de chicos rio.

Merida sabía que la palabra de sus amigos era pura y verdadera, por supuesto sabía lo capaz que eran ante sus palabras. Había días donde agradecía de tenerlo a ellos.

—Pero Mer —habló la rubia después de haber terminado de reír y estar en silencio— ¿no será que le gustas a Hiccup? Digo, porque otra razón vino a cuidarte hoy —la pelirroja pudo sentir la mirada gacha de su amiga y como su voz disminuyó.

—¿Gustarle? ¿Yo? —soltó una pequeña risa— ¿Cómo podría ser eso posible? Hiccup es el tipo de chico que se fijaría en alguien como tú ¿no crees?

La sonrisa de la rubia se hizo presente. Llego la profesora para que todo el mundo se fuera a sus lugares y Merida comenzara a cuestionarse a sí misma.

Era verdad. Hiccup jamás se fijaría en ella, mas bien ¿por qué lo haría? La primera vez que se conocieron le dio con su bat hasta dejarlo tendido en el suelo. No se consideraba una chica linda y delicada, como la que todos los chicos deseaban. Solo era... Mérida.

Solo sintió como su rostro se tornaba frío, para voltear y notar al castaño colocándole una bebida en el cachete de la pelirroja.

—¿En qué tanto piensas, rojita? —solto una pequeña risa para darle la bebida y sentarse junto a ella.

—En nada, realmente.

—¿Acaso Patrick te hizo algo?

—Ese idiota no tiene las agallas para hacerlo de nuevo, nada que mis músculos y yo no podamos hacer —menciono la pelirroja tocándose los brazos. El chico la miro con una sonrisa para comenzar a tomar su bebida.

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⏰ Last updated: Jun 11, 2023 ⏰

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Mericcup: Viviendo con el enemigo Where stories live. Discover now