capitulo 17:fin de semana.

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Hace unos meses, mi fin de semana era siempre el mismo, estar en mi habitación leyendo todo el día, algunas veces iba a lo de Julia o ella venía a la mía pero leíamos y estaba todo el silencio. Ahora todo eso cambió desde que estoy con Oliver, salimos a caminar  a la orilla del río, vamos a comer a algún restaurante y también al cine.

—Hoy nos toca cine. Dijo Oliver mirando la cartelera de películas.

—Terror. Dije yo.

—Acción. Dijo el.

—La última vez que fuimos, elegiste vos el género de película, ahora es mi turno. Reclamé.

—Bueno, terror. Se rindió el.

—Tengo una idea. Dije pensando— Podríamos invitar a Martin y a Paul y mirar una película acá.

—¿Estás seguro? Preguntó el dudoso.

—Si, les vendría bien que estén con nosotros sabiendo que salen a escondidas.

—Hablé con Paul, le dirá a mi tía esta tarde. Dijo Oliver un poco preocupado.

—En tu familia ya hay un chico gay, que  ahora Paul diga que es bisexual no cambia mucho.

—Lo sé, pero es diferente de un sobrino a un hijo. Dijo Oliver todavía con ese tono de preocupación.

—Ey—tomé su mano—va a estar bien, no te preocupes. Agregué y le di un beso en su mejilla.

—Ojalá tengas razón.

Mientras Oliver se encargaba de la comida, yo colocaba la pantalla Blanca y el proyector para pasar la película en ella, Martín y Paul ya nos confirmaron que vendrían después de que Paul le cuente a su madre que tiene una relación con Martín.

Después de dos horas, Paul y Martín llegaron y traían con ellos, helado y un vodka grande. Paul estaba serio, no mostraba muchas emociones y martin estaba a su lado intentando animarlo, la tía de Oliver le dijo que necesitaba un tiempo para procesar la confesión de su hijo, al parecer es como Oliver decía, es diferente de un sobrino a un hijo pero es lo mismo si lo pensás bien.

—Tenes nuestro apoyo. Le dije a Paul dándole palmadas en la espalda.

—Gracias, Apolo. Respondió el con una sonrisa.

Oliver puso la comida en la mesa y nos sentamos frente a la pantalla, decidimos ver una maratón del conjuro y todas sus películas. Me di cuenta que Oliver es demasiado asustadizo, se abrazó a mi en toda la película, no me quejo pero que flojito.

—AAAAAAAAA. grito Oliver poniéndonos los nervios de punta por el susto.

—¿Estás bien?. Pregunté haciendo un esfuerzo enorme para no reírme.

—Si, lo siento, esa annabelle me pone los pelos de punta. Respondió el recuperando el aliento.

Martín tenía una risa burlona pero Paul no había cambiado su cara ni un momento y eso me empezó a preocupar un poco.—¿Paul, querés que terminemos la noche de películas?. Preguntó Oliver.

—No, sigan ustedes, yo me voy. Respondió Paul levantándose del sillón.

—Te acompaño. Dijo Martín pero antes de que haga un paso, Paul lo frenó.

—Me voy solo. Soltó Paul y salió de la casa.

Martín también salió atrás de el dejándonos a Oliver y a mi, solos.

—Paul, espera. Dijo Martín parándose frente a el.—¿Por qué te vas?, nos estábamos divirtiendo.

—Ustedes se estaban divirtiendo, yo no. Respondió el con la voz seria.

—Hubieras avisado que no querías venir. Dijo Martín ya en un tono más enojado.

—Me obligaste vos a venir.

—Te dije que vinieras para distraerte un poco, pero poco es lo que importa.

—¿Entendes que estoy mal? Por qué insistis en que esté feliz o la pase bien cuando no estoy ni feliz y mucho menos la estoy pasando bien. Aclaró Paul ya enojado.

—Estoy tratando de ayudarte, porque te quiero. Respondió Martín.

—Entonces si me queres, vayamos a otro lado.

Martín asintió y ambos se fueron de la mano.

Oliver y yo nos quedamos en los sillones mirando la película, un mensaje llegó en su celular, era Martín avisando que se fueron juntos para dejarnos tranquilos.

—¿Entonces estamos solos?. Dije con un tono perverso.

—Si, solos. Respondió Oliver sin notar mis intenciones.

Agarré su cintura y pegué su cuerpo contra el mío, mis labios se encontraron rápidamente con los suyos y el beso fue respondido, nuestras lenguas se encontraban y las manos tocaban todo nuestro cuerpo. Bajé para su cuello y deposite besos en el, besos suaves y algunas mordidas que hicieron a Oliver jadear.

Levanté su remera y pasé mi lengua por todo su abdomen hasta llegar a su pantalón, tenía una erección que se marcaba en la tela, bajé su boxer dejando a su amigo desnudo. Automáticamente empecé a chuparlo de arriba a bajo, Oliver soltaba gemidos y eso me hacía querer hacerlo cada vez más rico, me levanté y acerqué mi boca al oído de Oliver para decirle algo que quería hace mucho tiempo.

—Quiero que me prnetres. Solté de mi boca y eso puso a Oliver demasiado caliente.

Me llevó a la habitación y me tiró contra la cama, puse sentirlo encima mío con esa dureza enorme que tiene, empezó a bajar mi pantalón junto a mi boxer y mis nalgas quedaron descubiertas frente a el. Tomó un condón del cajón de la mesita de luz y se lo colocó sobre su miembro, en un momento empecé a sentir que Oliver estaba entrando en mi, al principio me dolió un poco pero después se fue acostumbrando, ahora solamente sentía placer de tenerlo en mi, mis gemidos se escuchaban en toda la casa pero eso no me importaba, quería que se escuche lo mucho que me dominaba mi novio, no puedo explicar las sensaciones que sentía en ese momento, estaba disfrutando tanto que mis manos agarraban con fuerza las sábanas.

Oliver sacó su miembro y se acostó sobre la cama dándome la señal que suba sobre sus piernas, puse mis piernas al costado de la cintura de Oliver y me senté sobre su miembro que seguía demasiado duro. Agarré del cuello a Oliver y el embestia sobre mis nalgas, nuestros gemidos se cruzaban con nuestras respiraciones, no quería salir de ahí nunca.

Y parece que eso que dije se cumplió porque estuvimos cambiando roles toda la noche y sin darnos cuenta, había amanecido. Así lo lees, me había quedado dormido arriba de Oliver sin darme cuenta, ya no estaba dentro de mi pero nuestros cuerpos desnudos estaban pegados piel a piel se sentía el calor que tenía cada uno de ellos.

—Amor, ya amaneció. Dije intentando despertar a Oliver.

El se quejó un poco pero pareció que escuchó muy bien porque su ojos se abrieron de golpe y su mirada se dirigió directamente a la ventana donde el rayo amarillo brillante del sol entraba por ella.

—Quedamos totalmente agotados. Dijo el entre dormido.

Yo me coloqué a su lado y apoyé mi cabeza en su pecho desnudo y marcado que tanto me gustaba sentir contra mi.

Apolo no podes seguir caliente después de toda la noche de lujuria que tuviste.

Cállate conciencia.

Nos despertamos de nuevo y ya era la hora para desayunar, bajamos para la cocina y en medio del pasillo nos cruzamos a Paul y a Martín, ambos con una remera y un bóxer puesto, igual que nosotros.

—Buen día. soltó Oliver mirando a ambos chicos.

—Buen día. Respondieron ambos.

Paul estaba un poco nervioso, eso se podía notar, que lo vean con un chico aún debe incomodarle pero solo éramos su primo y yo, la madre de Oliver y su tía salieron temprano y estábamos los cuatro únicamente en la casa.

Apolo y OliverOnde histórias criam vida. Descubra agora