capítulo 20: la noche estrellada.

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Agarré de la mano a Oliver y salimos de la fiesta, estaba demasiado furioso para prestar atención al rededor pero creo que Julia, Martín y Paul nos siguieron atrás. Tenia la mano roja por el golpe que le había dado a Christian, me ardía un poco pero en ese momento estaba enfocado en mi furia.

—Te duele?. Preguntó Oliver agarrando mi mano lastimada.

—Un poco, pero valió la pena. Respondí con una sonrisa para sacar la tensión del momento.

—¿Por qué nos tuvimos que ir?. Preguntó paul que estaba muy pero muy borracho.

—Por nada Paul, te voy a llevar a tu casa, estas muy borracho. Dijo Martín agarrando a Paul para subirlo al auto.

—Borracha tu señora. Respondió paul.

No pude evitar soltar una carcajada.

—Me podrías alcanzar hasta mi casa? Preguntó Julia a Martín.

—Si, vamos entren.

—Nosotros iremos caminando. Respondí tomando la mano de Oliver.

Julia subió al auto de Martín y la camioneta empezó a desaparecer por el camino. La noche estaba estrellada, silenciosa pero viva, una noche hermosa para caminar y caminar.

—Sabes, la noche me pone melancólico, me hace pensar muchas cosas, algunas buenas, otras malas pero siempre pienso en que conocerte, cambió mucho mi vida, tengo motivos para seguir porque sé que vas a estar para levantarme cuando me caiga.

Oliver tomó mi mano y me miró a los ojos, sabía que le estaba diciendo algo sin decir nada.

—Me querés contar algo, amor?. Preguntó el.

Yo tomé aire, y comencé a contarle tanto a él, como a ustedes.

—Después de que a mi tío lo mataron, mi padre estuvo mal, demasiado mal, nunca lo había visto así. Yo empecé a dejar de comer, no salía de mi habitación y lo único que hacía era leer y leer por horas.
Tuve desmayos ya que no comía, tenía que hidratarme porque vomitaba lo único que tomaba, agua. Hice una pausa y continúe.

—Una tarde, fui a comprar a un supermercado y pasé por la góndola del alcohol, sabía que lo que hacía estaba mal pero en ese momento no lo pensé con claridad y compré dos botellas de vodka. Entré a mi casa y escondí las botellas en mi habitación, llevé un vaso grande con hielo y un jugo en caja para tomar con el vodka. Estuve toda la noche a base de eso, hasta que se hicieron las seis de la mañana y las botellas quedaron completamente vacías. Salí de mi habitación y me dirigí al patio de mi casa, me tiré en el pasto y me quedé mirando las estrellas antes de que salga el sol.

—Y que pasó cuando tus padres te vieron?. Preguntó Oliver prestando atención a lo que le contaba.

—Mi padre se despertó a las ocho de la mañana para ir a trabajar pero no pudo irse, salió para el patio y me encontró totalmente desmayado sobre el césped, enseguida llamó a mi madre y me llevaron al hospital. Había sufrido de un coma etílico. Cuando me desperté, mis padres y mi abuela estaban al lado mío, mucho no entendía pero cuando estaba más calmado, me explicaron todo.

—No sé que decirte. Soltó Oliver tomando mis manos.

—Está bien, fue hace mucho tiempo. Dije no dándole importancia.

—ojalá te hubiera conocido en esa época. Dijo Oliver mirando a mis ojos, se notaba que los tenía vidriosos.

—Pero ahora estás conmigo, y que bueno que te conocí en este tiempo. Respondí con una sonrisa.

Oliver no dijo nada y me abrazó con todas sus fuerzas. —Estoy acá para lo que necesites, mi amor. Dijo el.

—Gracias por estar, sos mi lugar seguro. Dije y lo besé.

Seguimos caminando de la mano mientras observamos el cielo estrellado, agarré mi celular y reproduci 《the only exception 》en todo el camino.  Miraba a Oliver y sabia que mi lugar de refugio era estando con el, miro para atrás y me veo a mi, un chico que se la pasaba leyendo en su habitación, que a penas me juntaba con  Julia porque únicamente quería estar solo.

—Sos mi única excepción, Oliver. Dije y volví a besarlo en un beso más profundo y que dice mucho.

El me tiró una sonrisa y también me besó.

Llegamos a mi casa y nos acostamos en mi cama, dejamos la ropa en la silla y solo quedamos en bóxer, la noche estaba fresca y agarramos las sábanas para taparnos por el frío.

—Si no tuviera tanto sueño, tu bóxer vuela. Dije con una sonrisa visible.

—Apolo, que pasó con tu lado tierno?. Preguntó el entre cerrando los ojos.

—Sigue estando, pero sabes que verte en bóxer, es mi debilidad. Contesté aún manteniendo la sonrisa.

—Sos terrible, Apolito. Dijo el y me dio un beso pequeño en los labios.

—Que no te escuche Julia que me decís así porque me va a reclamar que por vos me dejo decir Apolito.

—Pensé que era un apodo original, ahora te voy a decir de otra forma. Dijo el un poco frustrado.

—Con que me digas mi amor, me conformo. Dije acariciando su mejilla.

—Te voy a decir Hornito. Dijo el riéndose.

—Hornito, por qué?. Pregunté confundido.

—Porque vivis caliente, Apolo. Respondió el con obviedad.

—No es mi culpa tener un novio extremadamente sexy. Dije mirando todo su abdomen.

—Te parezco sexy?. Preguntó el con una voz perversa.

—Que no es muy obvio? Cada vez que te veo sin remera, se me para el...

—Okey, vamos a dormir. Respondió el poniendo su mano en mi boca.

Saqué mi lengua y le dejé baba en su mano.

—Apolooooooo. Se quejó el gritando.

—Cállate, están todos durmiendo. Dije con un dedo en la boca de silencio.

—Callame. Respondió el mirándome.

—Pobre de vos. Dije y comencé a besarlo.

Lo que pasó después, lo dejo en su imaginación, pequeños pervertidos.

Hola amores, les dejo el capítulo veinte, es más corto pero me pareció una forma linda de cerrarlo. Les amo❤.

Apolo y OliverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora