ᴄᴏᴍᴏ ᴅᴇᴊᴀʀ (ᴏ ᴄᴀsɪ ʀᴏᴍᴘᴇʀ) ᴜɴ ᴍᴀᴛʀɪᴍᴏɴɪᴏ |ʷᵃⁿᵍˣⁱᵃⁿ ✅

CAPITULO 8

—¿Estás seguro de que el viaje no deterioró su condición, Wen Qing? Se ve peor que antes—. Wei Wuxian se preocupó.

Wen Qing revisó los meridianos de su hermano una vez más, empujó algunas agujas de acupuntura mientras quitaba algunas y tarareó a Wei Wuxian.

—Sí. Su cuerpo necesita tiempo para recuperarse del trauma. Estaba demasiado cerca de la muerte cuando lo encontramos.

—No puedo creer que haya dejado vivos a esos bastardos—. Wei Wuxian dijo con los dientes apretados.

—No puedes simplemente matar a todos los que te ofenden, Wei Wuxian. ¿Crees que no siento rabia? Es mi hermano pequeño a quien le hicieron esto. Pero tu Hanguang-Jun tenía razón al dejarlos con vida. Era la mejor forma de evitar aún más conflictos. La violencia solo engendra más violencia. Y no creas que no sé lo que te habría costado luchar contra ellos incluso si hubieras ido tras ellos. Tu cuerpo aún no se ha recuperado de lo que pasó durante la guerra. Haría bien en recordar eso. Cuanto más te cultivas, más te daña.

Esa fue una de las primeras cosas que hizo Wen Qing después de instalar a Wen Ning. Verificar la salud de Wei Wuxian. Él había tratado de protestar, pero una mirada de ella y la amenaza de exponerlo lo habían hecho sentarse en silencio mientras ella lo examinaba. El ceño fruncido que apareció en ella. La cara le había dicho suficiente. Han pasado unos días desde eso.

—¿Por qué tienes que sonar como Lan Zhan de repente? Ya tengo a una persona respirándome al respecto, Wen Qing. No necesito otro—. El tono de Wei Wuxian era un poco más duro de lo normal, a pesar de que trató de interpretarlo como una broma. Wen Qing no fue un tonto al no darse cuenta de eso.

Ella suspiró. A veces estaba realmente asombrada de cómo Wei Wuxian sobrevivió a todo esto con tal falta de autoconservación. Se haría pedazos a sí mismo si eso significara que alguien más podría salvarse. Pero nunca pareció entender el hecho de que otras personas también podrían preocuparse por él. Que la gente se preocupó por él. A Wen Ning le agradaba Wei Wuxian porque dijo que era una de las personas más amables que había conocido. Wen Qing sabía que esto era cierto. También sabía que Wei Wuxian es una de las personas más imprudentes que ha conocido.

Se sorprendió cuando escuchó por primera vez que un cultivador demoníaco limpiaba los campos de batalla por miles. Había oído hablar de la temible reputación que Wei Wuxian había logrado ganarse durante la campaña. Al principio, estaba un poco impresionada por su ingenio. Pero a medida que pasaba el tiempo y su nombre y reputación se volvían aún más oscuros, cuando se enteró de las tumbas que profanaba y de los muertos que controlaba... Wen Qing también había sentido una especie de pavor. No era porque estuviera preocupada por su secta. Sabía que los Wen estaban equivocados. Bajo Wen Ruohan, se habían convertido en una burla de lo que alguna vez fueron: una secta gloriosa de los guerreros de la luz. Siempre rápido para defender a los inocentes y hacer del mundo un lugar mejor para ellos. La Secta Wen solía ser orgullosa y justa una vez.

Wen Qing nunca había estado de acuerdo con nada de eso. Pero ella era solo una persona y no importaba cuánto todos pensaran que Wen Ruohan la favorecía y la valoraba, hablar en su contra habría sido una sentencia de muerte para su hermano y el resto de su familia. A Wen Qing no le importaba mucho la política. Pero sí se preocupaba por su familia y tenía las manos atadas. La guerra fue inevitable. Hubo momentos en los que realmente pensó en envenenarlo para poner fin a todo. Pero solo habría llevado a Wen Xu o Wen Chao al poder, ninguno de los cuales, mejor que su padre. También había tantos nobles Wen hambrientos de poder, esperando para agarrarlo si Wen Ruohan caía. Si Wen Qing hubiera hecho algo al respecto, habría tenido que cometer un genocidio masivo. Sabía que eran corruptos. Pero también había civiles inocentes. ¿Quién era ella para decidir quién vivía y quién moría? Entonces, Wen Qing no había hecho nada y dejó que los demás lucharan, ofreciendo su conocimiento en las artes curativas para ayudar a los heridos lo mejor que pudo.