𝘈𝘥𝘳𝘪𝘬 𝘊𝘢𝘴𝘩 - 𝘗𝘦𝘳𝘧𝘦𝘤𝘵𝘰𝘴 𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘰𝘴𝘰𝘴

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ʙɪʙʟɪᴏᴛᴇᴄᴀ

𝘈𝘥𝘳𝘪𝘬 𝘊𝘢𝘴𝘩 - 𝘗𝘦𝘳𝘧𝘦𝘤𝘵𝘰𝘴 𝘔𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳𝘰𝘴𝘰𝘴

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Amo las horas libres, si es posible me iría a casa, pero tengo otras dos clases después.

Decidi pasar esta hora libre en la biblioteca, me relaja, aparte me encanta el aroma que desprenden los libros.

Si existiera un perfume con ese aroma compraría mil.

—¿Vas a ir con nosotras a la cafetería? —Pregunta mi amigo.

—No, voy a leer, los alcanzo en un rato. —Rueda los ojos y asiente con la cabeza en señal de que me entiende.

Por el momento estoy leyendo el Retrato de Dorian Gray.

Cometí el error de ver la película primero antes de leer el libro.

En mi defensa creo que no fue mi culpa, porque la vi cuando era pequeña.

—Buenos días Amanda. —Saludo a la bibliotecaria. Siempre ha sido amable, por lo menos conmigo.

—Buenos días ___, espero y no te estés saltando ninguna clase. —Niego con la cabeza, y me dirijo al estante donde tengo bien guardado el libro.

La biblioteca está casi vacía, casi no vienen alumnos a este lado y menos a esta hora.

Me detengo en seco y disimulo rápidamente viendo los demás libros.

Adrik Cash.

Rico, engreído, famoso, aunque no sea muy sociable, apuesto, y podría seguir.

Pero no aumentare más su ego.

Aunque no lea mis pensamientos en mi mente se vuelve más inalcanzable.

Está atravesado justo en el lugar en el que guardo mi libro.

Me acerco un poco disimuladamente para ver si logro agarrar mi libro sin tener que hablarle.

Abro los ojos cuando noto que tiene mi libro en sus manos.

Bueno, el que tomo prestado.

Lo reconozco por las notas de color marrón que lleva, como casi nadie viene a la biblioteca, dudo que alguien lo agarré. Espero no tarde y lo suelte.

Me dirijo a algún otro pasillo para hacer tiempo, cuando regreso nuevamente, lo veo con una sonrisa tonta leyendo.

Espero y no se ría por mis escritos.

Ya suéltalo por favor.

Hacemos contacto visual y hago como que busco algún libro.

—¿Necesitas algo? —Escucho que me habla.

Dudo en voltearlo a ver o ignorarlo.

Lo miro fijamente y luego veo el libro, intentando que capte la indirecta de que quiero el libro.

—¿Es tuyo? —Cierra el libro y lo alza con un dedo entre las páginas.

—Algo así.

—Se supone que no debes rayar los libros de la biblioteca.

Me encojo de hombros.

—Nadie sabría que fui yo.

—Solo yo.

—Y si me llaman la atención sabré que fue por tu culpa.

—¿Y qué harás?

—Nada, siempre logras librarte de todo.

Se encoge de hombros.

No dice nada, solo me mira con su cara de pocos amigos.

—Si sabes que se pueden llevar a casa.

—Si, pero verían que lo raye.

—¿Y si no lo rayaras?

—Andas muy sociable, ¿no?

En su rostro se dibuja una sonrisa ladeada.

Se acerca a mi y me extiende el libro.

Lo tomo pero no lo suelta.

—¿Por qué no te lo llevas a casa? —Jalo el libro hacia mi, pero sigue sin soltarlo.

No me dará el libro hasta que conteste su pregunta.

—Mi padre no me deja leer. —Agarro el libro bruscamente haciendo que lo suelte.

Me giro y camino hacia algun sillón.

—Espera, espera. —Habla calmado pero lo ignoro.

Se aproxima a mí y ahora camina a lado mío.

—¿Cómo qué no te deja leer?

—Pues como lo oyes.

—Jamás había escuchado tremenda idiotez. —Me dice mientras me siento en una mesa y él se queda parado.

—De seguro tú papá tampoco es un santo. —Baja la mirada, se queda en silencio y se sienta enfrente de mí.

Creo que dije algo que no.

No me gusta ver a la gente triste. Así que intento arreglarlo o por lo menos hacerlo olvidar un rato.

—Mi papá solo me deja leer libros educativos. —Alza la mirada y me escucha atento. —Dice que los demás no me enseñan nada y que es una pérdida de tiempo.

—Vaya mierda. —Murmura.

Ambos nos quedamos en silencio.

—¿Por qué escogiste el Retrato de Dorian Gray?

Empecé a hablar con él sobre el libro, compartimos opiniones, datos, teorías, entre muchas cosas más.

Jamás había tenido a alguien con quien hablar sobre ellos.

Y se siente tan bien, el poder expresarte con alguien sobre algo que nos gusta a ambos. Sin que te ignore o te conteste cortante.

———

—¿A dónde siempre? —Pregunta mi novio cuando estoy dentro del auto. Mientras coloca una mano en mi pierna.

—Sip. —Digo con una sonrisa gustosa.

Después de aquella hora libre en la escuela, en la que Adrik y yo nos encontramos y hablamos, nos hicimos más cercanos de lo que alguna vez imagine.

Desde esa semana me invitó a salir a un café donde hay una variedad de libros de todo tipo.

Un lugar sumamente acogedor que parece una cabaña y está rodeado de plantas, árboles, y un pequeño lago.

Desde ese entonces se convirtió en mi lugar favorito, y la mayoría de las veces que salimos vamos a ese lugar.

"Los libros y él son una de las cosas que más me hacen felices“

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¡Honolulu!

Manifiesto una historia como esta.✨

Espero y les haya gustado tanto como a mi. :)

𝗢𝗻𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘁𝘀 𝗠𝘂𝗹𝘁𝗶𝗳𝗮𝗻𝗱𝗼𝗺Where stories live. Discover now