Capítulo 6

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 Tal y como Levi había supuesto, siguieron pasando cosas entre Erwin y él, con mayor frecuencia a medida que pasaba el tiempo. Cada vez le resultaba más fácil; su cuerpo estaba cada vez más relajado y acostumbrado, aunque él sintiera el corazón a punto de estallar dentro de su pecho. Aún no habían tenido sexo, no habían pasado de los besos febriles, de utilizar las manos y las bocas. Ni siquiera habían hablado de ello, y Levi lo temía casi tanto como lo deseaba. No quería preguntar qué se suponía que era su relación, porque le dolería escuchar una confirmación de algo que ya sabía. Erwin casi siempre era quién se le acercaba primero, aprovechando momentos en los que Hange estaba trabajando en su cuarto y tenían el resto de la casa vacío. Y siempre era bienvenido, porque Levi decía que se aburría, que no había nada qué hacer, y por lo menos estaban haciendo algo. A veces preparaba té como solía hacerlo en la tetería y se paseaba hasta el piso superior para llevárselo a Jean y Marco, pero le sobraba el tiempo libre, y más de una vez se le enfrió antes de llevarlo porque Erwin le sorprendía en la cocina. Pero no quería descuidarse, así que tenía por norma levantarse de la cama inmediatamente después. Si se quedaba dormido en brazos de Erwin, él, que tantos problemas de insomnio tenía, estaría perdido...eso pensaba.

Otra barrera que tampoco se permitía a sí mismo cruzar era la de besar a Erwin después de sus encuentros, al menos no de la manera en la que, en el fondo, se moría por besarle. Nada de tomarle las manos o tomarse tiempo para besarle de forma calma, tranquila, sin ansias. Así que allí se encontraba, sintiendo su cuerpo desfallecer y revivir al mismo tiempo, pegado a su amigo y besándole como si no tuviera la necesidad de detenerse para respirar. Notó que se estaba poniendo duro otra vez, y Erwin también debió de notarlo, a juzgar por la manera en que sonrió contra sus labios. Levi suspiró. Tomó conciencia de las grandes manos de Erwin bajando por su espalda y gimió, sorprendido, cuando notó uno de los dedos haciendo presión entre sus nalgas.

-Deberíamos parar aquí-dijo, débilmente.

-De acuerdo-Erwin asintió, con un suspiro decepcionado, y retiró las manos.

Era media tarde, y los últimos rayos de sol del día entraban por la ventana. Se metieron juntos en la bañera, y Levi se encogió sobre sí mismo para no rozar las piernas de Erwin con las suyas, por lo menos al principio. No supo en qué momento había terminado recostado contra su espalda, entre sus piernas, adormilándose mientras Erwin le acariciaba el cabello rapado de la nuca y jugaba con sus mechones, colocándolos delante y detrás de su oreja. Era peligrosamente relajante, y sentía como sus ojos se cerraban, y él apenas oponía resistencia, pese a la urgencia insistente de su cabeza, que le pedía que no bajase la guardia, por muy agradable que fuese el momento. Por un solo segundo, se le ocurrió pensar que quizá no era demasiado bajito, que quizá simplemente tenía el tamaño y la altura ideales para estar en sus brazos, y aquel pensamiento también le trajo una paz que no recordaba haber sentido en mucho tiempo.

Una paz quizá demasiado íntima, y él, aunque no quería profundizar en el por qué, le tenía miedo a aquella clase de intimidad. Casi desde que se conocían, o al menos desde que Levi había dejado caer alguna de las muchas capas de estoicidad que lo cubrían, Erwin tenía la costumbre de mostrar afecto mediante contacto físico, con todo el mundo. Hablaba al oído de sus amigos, a veces los abrazaba o les tocaba el hombro para llamar su atención o rozaba sus manos para reconfortarlos cuando no sabía muy bien qué decir, y aquella ni siquiera era la primera vez que acariciaba el cabello de Levi, aunque antes siempre había sido un tacto superficial que, sin embargo, significaba para él más de lo que hubiera debido.

Quería recuperar de nuevo el control de la situación y dejar de sentirse vulnerable, así que deslizó su mano por detrás de su espalda para tocar a Erwin, y este se inclinó sobre su hombro y sostuvo su rostro para besarle con rudeza. Tardaron bastante en salir del baño, y Levi salió un poco antes que su amigo, para no despertar sospechas en Hange, que de todas formas llevaba unos días mirándole con curiosidad, como si supiera algo.

Blessed to be stuck with you  -  (ERURI)Where stories live. Discover now