Epílogo

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Aviso: Fluff excesivo

...

Todo se sentía emocionante y nuevo para Levi, aunque Hange insistiera en que parecía que Erwin y él llevaran años casados. De todos modos, su reticencia y su dificultad a la hora de expresar sus sentimientos no habían desaparecido de la noche a la mañana. Nunca había sido tan feliz, aunque no fuera a decirlo en voz alta. Tal vez no era necesario. Tal vez Erwin lo leía en sus ojos cada vez que le robaba una mirada desde el otro lado del salón, o tal vez lo sabía porque él sentía exactamente lo mismo.

    Los días seguían pasando, en medio de la rutina en la que habían caído desde el inicio del confinamiento. Poco a poco bajaban las cifras de contagios, se relajaban algunas restricciones, pero aún había que pararse un segundo a pensar si era martes o domingo. Eventualmente, Erwin volvió de forma presencial a su trabajo. Las nuevas oficinas, adaptadas a los protocolos sanitarios, estaban algo más lejos que las antiguas, y muchas veces no tenía tiempo para volver a casa en la pausa de mediodía. A excepción de un par de veces que le había llevado la comida y habían pasado el descanso juntos, Levi no le veía hasta la noche. Llegaba demasiado cansado, y se limitaban a hablar durante la cena y a dormir en la misma cama.

    -Deberíais mudaros juntos-sugirió Hange, que venía a hacer compañía a Levi a la hora de la comida porque el museo sí estaba cerca de casa-. Os echaré de menos, claro. Pero los fines de semana estoy de sujeta velas. Necesitáis privacidad y seguro que podéis encontrar un apartamento más cerca de las oficinas y libre de Zeke.

    -¿No es muy pronto...?-preguntó Levi, sin levantar la vista de su plato.

    -¿Pronto? Llevas años conviviendo con él, Levi. Va a salir bien. Es decir, hace como un mes que estáis saliendo oficialmente, ¿no? Pero es solo el primero de muchos. De aquí a unos años, estaréis casados y con tres gatos. ¿Te lo imaginas? Ya te veo, con un anillo en el dedo y limpiando bolas de pelo de las alfombras...

    -Se lo diré. Lo de mudarnos juntos-aclaró Levi, jugando con un mechón de su pelo para tratar de ocultar el rubor de su rostro-. Sólo deja de montarte películas, cuatro ojos. Pero me sabe mal. He estado trabajando de limpiador en un par de sitios, pero no gano lo suficiente, y no quiero que Erwin tenga que pagarlo todo siempre. Sé que le gusta comprarme cosas y todo eso, pero me sabe mal no poder hacer lo mismo por él...

    Esa misma mañana, Erwin le había pedido que fuese a buscarle a la salida del trabajo, porque quería llevarle a cenar y mostrarle algo. Levi estaba seguro de que le iba a dar otra sorpresa, lo cual le hacía sentirse abrumado y expectante, pero también frustrado porque él nunca había sido tan generoso o detallista. Demostraba lo que sentía en el día a día, ya fuera en la cama, obligándole a hacer reposo, a pesar de que su brazo ya estaba mucho mejor, o esforzándose por prepararle la comida, a pesar de sus nulas dotes culinarias. Erwin lo demostraba de todas las maneras posibles. Con favores, con palabras, con regalos, con besos, con notas que dejaba en su mesilla cuando tenía que irse antes de que Levi despertase. Él nunca había sido capaz de expresarse tan bien, o con tanta seguridad. Apenas podía entender la mitad de lo que sentía por Erwin, así que se limitaba a confiar en esa facilidad para entenderse sin palabras que siempre habían tenido, y que ahora parecía mucho más íntima y preciosa que antes.

    Erwin tenía los ojos cansados cuando se encontró con Levi a la salida del trabajo, pero su boca se curvó en una sonrisa nada más verle. Levi tomó de inmediato el maletín de su novio; aún no estaba en condiciones de cargar cosas pesadas durante mucho tiempo. Erwin era testarudo, pero Levi no se quedaba atrás, en especial cuando se trataba de alguien que le importaba.

Blessed to be stuck with you  -  (ERURI)Where stories live. Discover now