pathetic | hwang hyunjin

cuarenta.

—Estaré ahí en menos de diez minutos, no te preocupes.— Decía a una Areum angustiada. Areum parloteo unos segundos y Hyunjin solo hacía sonidos cortos con su garganta, escuchándola.— Si, si, nos vemos.— Colgó la llamada y guardó su celular.

Estaba de tan de buen humor que nada podría arruinarle el día, o eso creía. Se detuvo en seco cuando vio a alguien conocido sentando en la acera. Lucia terrible, su cabello estaba bastante largo y descuidado, al igual que su barba, nunca lo había visto dejarse tanto tiempo la barba. Su ropa estaba mugrienta y su rostro lucía cansado, en sus labios tenía un cigarrillo mientras miraba un punto fijo.

Hyunjin no supo que hacer, acercarse sería mucho, es decir, tenía años que no lo veía, y no lo hubiera reconocido de no ser por esa característica cicatriz en su mejilla izquierda. Sus manos comenzaron a temblar y por un momento creyó caerse, de repente le entraron las ganas de echarse a llorar.

Lentamente se acercó a él, quería saber que era lo que había estado haciendo, en que había estado perdiendo el tiempo. Casi lo mataban por su culpa, y ya ni siquiera sabía que había sido de su tío, si estaba muerto o vivo, no podría saberlo.

No dijo una sola palabra cuando estuvo a su lado, el hombre levantó su mirada topándose con la de Hyunjin.
Apenas lo reconoció, dibujo una sonrisa burlona.

—¿Has estado bien?— Le pregunto con todo el cinismo, el coraje que sintió Hyunjin en ese momento era demasiado, sentía tanto resentimiento hacia él.— ¿Quieres uno, hijo?— Le extendió la cajetilla de cigarrillos, como si estuviera esperando que con todo gusto el chico aceptara uno.

—¿Como es que haz logrado escapar tanto tiempo?— Ignoró sus preguntas y en cambio fue al grano. El hombre frunció su ceño y soltó un resoplido.

—¿Eso importa? Si no vas a saludar como es debido, lárgate, pequeña mierda.

Hyunjin apretó sus puños, quería golpearlo hasta cansarse, y no había nada que lo detuviera. Sin embargo, una pequeñísima parte le decía que no lo hiciera, que no era esa clase de persona, había cambiado, había dejado de meterse en problemas.

—No se nada de él.— Habló después de unos segundos en silencio, su padre levantó su mirada nuevamente preguntándole a qué se refería.— Sobre mi tío, hace no mucho trataron de matarnos por culpa tuya, desde entonces no se nada sobre él.

Su padre soltó una pequeña risa, luego una gran carcajada, y después se convirtió en un llanto desconsolado. Hyunjin dio un paso hacia atrás, mirando la imagen de su inestable padre.

—Lo lamentó tanto.— Rogaba una y otra vez mirándolo, a Hyunjin casi se le ablanda en corazón, lamentablemente era así. Pero tenía que pretender se fuerte, especialmente frente a ese hombre.— Tu padre lo lamenta tanto.

—Tú no eres mi padre.— Sonrió con sarcasmo.
El hombre se levantó con quejidos y trató de acercarse a él.

—Por fin te encontramos.

Hyunjin pudo reconocer a aquellos hombres que alguna vez irrumpieron en su casa. La sangre se le heló y temió; temió que pasara lo mismo de la última vez.
Se acercaban a ellos de manera aterradora, como un depredador apunto de cazar a su presa.

Cuando menos se dieron cuenta, ambos Hwang se echaron a correr, su padre era demasiado lento, pero Hyunjin solo pensaba en salvar su propio pellejo.

—Espera...— Pudo escuchar a su padre, Hyunjin miró atrás, su padre no iba muy lejos, pero sí le llevaba una gran desventaja. Aún así no se detuvo, los hombres casi les pisaban los talones, no iba a arriesgarse.

Siguió corriendo con todas sus fuerzas, esquivando personas y objetos, metiéndose entre pequeños callejones, rezando por que estos tuvieran salida.

Decidió echar un vistazo a sus espaldas, ojalá no lo hubiera hecho. Su padre cayó al piso después de tropezarse con sus propios pies. Y dudo. Tal vez debía ayudarlo, tal vez debería dejarlo, después de todo es lo que se merece.