𝐏𝐄𝐑𝐄𝐍𝐍𝐄 . 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 eѕ lα coɴтιɴυαcιóɴ del OS de lα pαrтe 35 𝚔𝚒𝚖𝚜𝚊𝚗𝚐𝚡𝚛𝚕
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Te evalúas en el espejo del baño, recorriendo tus curvas con las manos. Sonríes levemente mientras observas la forma en que el conjunto de encaje favorece tu figura. Te das la vuelta, inclinando la cabeza para mirarte en el espejo detrás de ti, admirándolo desde todos los ángulos. Una vez que estés mirando hacia adelante nuevamente, asientes con la cabeza con confianza. Te vuelves hacia la puerta, la abres y entras en el dormitorio principal.
Yeosang está de espaldas a ti, quitándose la bata exterior para la noche. Flotas en la puerta del baño, sintiéndote mucho menos segura de ti misma ahora que el hombre está justo frente a ti. Sin embargo, presionas tus nervios y entras más en el dormitorio. Yeosang debe escuchar tus suaves pasos, o sentir tu presencia detrás de él, mientras se vuelve, con la bata todavía en la mano. El calor sube a tus mejillas mientras él levanta una ceja altiva, sus ojos exploran la longitud de tu cuerpo, sin intentar ocultar su inspección. Empieza a acechar hacia ti lentamente, tirando su bata en un sillón a su izquierda.
—Dios mío, cariño, ¿qué tenemos aquí? —Pregunta en su habitual tono tranquilo y sereno. Tiemblas un poco, pero reúnes todo tu coraje para responder.
—¿Te gusta? Me lo puse para ti. —Ronroneas, dándote la vuelta para mostrar la forma en que las bragas de encaje enmarcan tu trasero. Miras por encima del hombro a Yeosang, moviendo las pestañas en broma. Te recibe con una pequeña sonrisa.
—Pequeña descarada —su voz baja de barítono envía otro escalofrío por tu columna mientras se acerca lo suficiente como para extender la mano y pasar los dedos por el borde de tus bragas. Se acerca aún más, hasta que su frente se presiona contra tu espalda y te mira, admirando tus senos desde arriba. Le das una sonrisa descarada, empujando tu trasero hacia atrás y haciendo círculos lentos y burlones en su bulto endurecido. Escuchas la respiración de Yeosang entrecortarse levemente y sonríes, levantando una mano para envolver su nuca mientras lo miras.
—Se siente como si le gustasen, señor. —Dices coquetamente, continuando tus movimientos. Eso saca un pequeño gruñido de la garganta de Yeosang. Lleva una mano a tu cintura, agarrándola con firmeza y tirando de tus caderas hacia atrás para que queden quietas contra él. Su otra mano serpentea hacia arriba para agarrar la columna de tu cuello, tirando de ti hacia atrás para que tu cabeza esté contra su hombro, y te mira a los ojos.
—¿Me estás tomando el pelo, pequeña niña? —Murmura oscuramente, la mano aplicando la más mínima presión a tu garganta. Te muerdes el labio, todavía sonriendo.
—¿Broma? —Preguntas inocentemente, moviendo lentamente la mano no alrededor del cuello de Yeosang hacia abajo y detrás de ti. —No señor —deslizas tu mano entre los dos cuerpos, agarrando el bulto ahora prominente en los pantalones de Yeosang y dándole un apretón. Gruñe, agarrando tu muñeca y llevando tu brazo hacia tu costado.
