El odio que Derek sentía en ese momento, solo era comparable con el de los protagonistas de las películas, antes de empezar una venganza sangrienta, y no era para menos, era lunes de "madrugada" y estaba sobrio, y para colmo de males era su tío Peter, y su sonrisa de "te lo dije" en su estúpida cara, el que lo llevaba a su nuevo "trabajo".
Cuando Melisa, vio a un joven, muy guapo, esperando en su oficina, supo inmediatamente, quién era.
M: Señor Hale
D: Quien más?
Con renuencia estrecho la mano de la mujer, mientras la escaneaba con la mirada, arreglo su traje caro, el más caro que tenía, y se sentó.
M: Usted es igual a su madre ... físicamente hablando.
Derek enarco una ceja.
D: Conoce a mí madre??
M: Claro, una vez me ayudó con un problema que tuvimos en el..
Derek la interrumpió, odiaba el parloteo.
D: Si, si. Que tengo que hacer aquí.
Dijo haciendo una mueca de asco.
Melisa sonrió cálido, ignorando la arrogancia del joven Hale.
M: Ordenar carpetas, solo eso. Sigame, le voy a mostrar el lugar donde va a trabajar.
La "oficina" de Derek, no era más que un salón de usos múltiples, mesas y sillas, desgastadas, una biblioteca improvisada, con libros en mal estado, y en un rincón había un escritorio horrendo y una silla de madera, rodeado de muchas cajas.
Derek miraba con asco todo a su alrededor, todo era viejo y a punto de romperse, suspiro y se dispuso a trabajar.
Después de haber limpiado el maldito polvo, que arruinó su costoso traje, comenzó a ordenar las carpetas por año.
Derek odiaba el ruido, no podía concentrarse, pero lo que más odiaba eran las risas, quien demonios podría ser feliz en un lugar como ese. Miro por la ventana, en el patio había un parque improvisado y varios niños jugando, también un adolescente, de cabello castaño y ropa gastada, que captó su atención, y no por su apariencia, sino por su risa, era pura y cálida, era como si la felicidad tomara forma en su risa.
