𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄

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Una pequeña niña corría alrededor de su casa. Su melena pelirroja iba a la par del viento que provocaba su velocidad. Su padre perseguía a la pequeña de diez años que no paraba de soltar risas con un inocente aire travieso.

—¡Te tengo! —exclamó el hombre tomando a la pequeña en sus brazos y presionando sonoros besos en sus mejillas.

—¡No! —la niña se empezó a carcajear mientras pataleaba para salirse del agarre del mayor. Unos cojines empezaron a levitar con magia que la pequeña desprendía.

El castaño de ojos azules rió al ver a su hija hacer magia involuntariamente. Poniendo a la pelirroja sobre su hombro, salió corriendo con la niña en brazos hacia la sala de estar, en donde la familia Hale y demás personas se hallaban.

—¡Mami! —grita la pelirroja antes de que su padre la bajara de sus brazos para que fuera con su madre.

—Mi niña —dice la mujer mirando con adoración a la menor—. ¿Qué hacías?

—Estaba jugando con papá a las escondidas, y me voy encontró —explicó con una triste expresión, la cual cambió rápidamente a una emocionada—. Pero adivina qué...

—¿Qué pasó, brujita?

—¡Hice las cosas flotar! —hizo grandes gestos con sus manos, causando risas llenas de ternura en los presentes ante la emoción de la pequeña Hazel.

—¡Eso es genial, Hazz! —exclamó Laura, sonriendo tiernamente a la niña.

Mientras la pequeña Hazel contaba la historia de como asustó a su padre con su magia, un joven de dieciséis años apareció en la habitación con una pequeña castaña adormilada en brazos.

—¡Derek! Qué oportuno —exclamó Peter Hale, haciendo que los demás girasen en dirección a donde estaba parado el adolescente—. Justo escuchábamos la fascinante historia de la dulce brujita pelirroja.

Derek únicamente levantó sus cejas,  miró a las pelirrojas que estaban sentadas en el sofá y se encaminó a ellas, ignorando a Peter.

—¿Es verdad que hiciste flotar cosas, Hazz? —cuestionó alimentando la inocencia de la pequeña, recibiendo un extasiado asentimiento por parte de la misma.

La castaña que aún estaba en los brazos de Derek, se alejó del mismo para ir junto a su madre y hermana, quienes la recibieron con gusto.

Brielle apretó el agarre alrededor de sus hijas, haciendo que se acurrucaran más en los brazos de su madre. La mujer sintió una mirada, acto que hizo que levantara su mirada, encontrándose así con la de su esposo, que miraba con amor a las tres chicas. Brielle sonrió, sonrisa que Luke con gusto respondió, acercándose a la mujer que amaba y a sus hijas, pasando un brazo por los hombros de su esposa.

Talia Hale miró a los Farrington–Boswell abrazarse, demostrando el amor que sentían. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro, su amiga finalmente era feliz y tenía lo que siempre deseó. Laura se acercó a su madre con la pequeña Cora dormida en brazos y la abrazó de costado. Talia le regresó el abrazo y presionó su cabeza contra la de Laura, no sin antes darle un beso en la coronilla a Cora. Derek se unió unos segundos después al abrazo.

El resto del día lo pasaron entre risas y buenos momentos que quedarían en sus memorias. Pero como dicen, lo bueno no dura para siempre. Tan solo veinticuatro horas después estarían tratando de huir de las furiosas llamas que atacaban el hogar, pero estaba claro ellos no tenían ni la menor idea de esto.

𝐀𝐓𝐋𝐀𝐍𝐓𝐈𝐒 | 𝘵𝘦𝘦𝘯 𝘸𝘰𝘭𝘧Where stories live. Discover now