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Alemania estaba enfrente de Guatemala, ambos mirándose fijamente, uno mostrándose molesto y el otro preocupado, el chapín mantenía sus puños apretados escuchándo la voz en su cabeza, manteniendo una no muy agradable conversación.

Alemania: Necesitas un baño.― Dice acercándose unos pasos.

Eterna Primavera chasquea la lengua y se gira comenzando a caminar a la habitación chocándo con muebles y tropezando con sus propios pies pero en ningún momento acepta la ayuda del tricolor.

En silencio se mete solo a la ducha. Se quita la ropa y la deja tirada, se ve al espejo y con la vista borrosa aún puede ver las cicatrices en su pecho, torso y cuello, a pesar de que ya había pasado un buen tiempo las pequeñas marcas de las inyecciones en su cuello aún estaban, sus brazos como si fuesen tatuajes alrededor de estos unas cicatrices bien marcadas, en su pierna, incluso las marcas de los puntos donde habían cocido estaban ahí casi frescos, sus dedos ya contaban con uñas, cortas ya que tenerlas largas era un problema en ataques de pánico, su cabello estaba creciendo, ni siquiera lo tenía a la altura de su cuello.

Guatemala tambaleándose se acerca al espejo del lavabo, casi chocándo su rostro en el, lleva una mano a sus ojeras y estira hacía abajo, sus ojos estaban rojos y el bonito brillo en estos no estaba, sus labios resecos y pálidos, sus párpados caídos y un aura de desolación y quizá desinterés rodeándolo.

Guatemala se veía bastante miserable.

Retrocede y se sienta en el suelo, a un lado del retrete tapado, se encoge y esconde su rostro en sus rodillas, se siente muy mareado y está empezando a sentir frío. Pero sobre todo se siente solo.

A pesar de tener a Alemania, se siente muy solo.

~¿Pinta escaparse?.

>¿E ir a dónde?, ¿a Narnia?<.

~A ver, metete en el ropero y espera a que mueras ahì.

Guatemala bufa ante tan estupido comentario, sabe que aunque se vaya no podría llegar muy lejos, el dinero no es problema pero su salud y salud mental si. Niega y suspira echando su cabeza hacia atrás, estar en aquella posición solo le trae malos recuerdos, unos muy malos.

Dan: ¿Me veo bien?.― Pregunta ladeàndo su cabeza de cuclillas frente al mas bajo.― ¿Qué?, es raro que no te guste.

Guatemala desvía la mirada del falso Alemania frente a él, no quiere verlo, sabe que no es su amorcito, sabe que Ale nunca le hablaría en ese tono tan burlón y cruel, sabe que nunca le sonreiría tan descaradamente. Pero tampoco se aparta cuando las manos de Dan acarician sus heridas piernas, llenas de mordidas y moretes, sus asquerosas manos suben y sujetan su cadera con fuerza.

Dan: Ven aquí, voy a follarte de una manera cómoda, ¿te parece?.― Mientras habla se mete una pequeña pastilla blanca a la boca y toma el mentón de Guate para luego besarlo a la fuerza empujándo con su lengua la pastilla dentro de la boca del bicolor.― Trágatelo, pequeño.

El chapín traga aquella amarga pastilla y siente sus ojitos humedecerse al escuchar aquel lindo apodo que ahora está roto y manchado de una escencia asquerosa.

Dan suelta sus manos y quizá por reflejo empieza a manotearlo logrando empujarlo y hacerlo caer hacia atrás, Guatemala jadea y se levanta torpemente cojeando hasta la puerta pero antes de tocarla siquiera su cabeza se estampa con fuerza en esta, Dan vuelve a empujar desde atrás con su mano y el bicolor siente la sangre comenzar a descender desde su nariz, de nuevo.

Guatemala: No, espera, esp-espera.― Tembloroso habla mientras trata de apartar las manos del otro que se cuelan bajo el destrozado pantalón de vestir.

DOS PAÍSES, UN AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora