8. Planes paralelos

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El plano que tenía delante era sencillo: una sala de tamaño regular, con tres mesas y dos despachos que, aunque formaban parte de la misma sala, estaban separados por unas cristaleras que daban un aire más sofisticado; el que necesitaban los directivos de un banco para sentir que trabajaban más que el resto.

Era el mismo plano que había visto tantas veces en otras mesas pero con la misma compañía. O casi, porque Jungkook también se inclinaba hacia lo que Yoongi señalaba en el papel. Y aunque podía imaginarme claramente cruzando la puerta de entrada como indicaba, ignorando a la gente de los cajeros automáticos y pasando el detector de metales con éxito... Aunque podía imaginarme en un banco en el que no había estado en la vida solo porque había pisado los adoquines de sus hermanos... No estaba prestando la atención que debería. Porque por mucho que me forzara a mirar el plano, sus líneas rectas y los círculos rojos que la mano de mi novio iba marcando, no era capaz de verlo. No como le veía a él.

Decidido, sereno, seguro. Como siempre antes de un atraco, Yoongi tenía el plan perfectamente formado. Solo que, en esa ocasión, nosotros no le habíamos ayudado. No habíamos acudido al banco para comprobar con nuestros propios ojos la seguridad o analizar al personal. Lo había hecho él. Solo él.

«Se ha puesto en peligro, Garam».

La cámara que señaló en ese momento, justo encuadrando las caras de todo aquel que entraba en el banco, había capturado la suya, que estaría guardada un mínimo de treinta días. Y aunque eso él lo sabía, no dudó al dar las órdenes.

—Es un banco sencillo; ya lo hemos hecho otras veces. No creo que necesitemos ningún tipo de preparación extra, así que podríamos hacerlo mañana mismo si quisiéramos. Sin embargo, quizá deberíamos ensayar con JK antes del día del golpe para que salga perfecto, así que pondría la fecha en... una semana. ¿Te ves capaz?

—Sí —admitió—. Parece un plan sencillo y yo solo tendría que ocuparme de los rehenes.

—Y de las posibles armas que pudiesen llevar. No podemos cometer errores.

—No creo que haya problemas. Por mí, en una semana está bien.

—¿V?

—Te hackeo la caja fuerte en una hora, Suga; si quieres hacerlo esta noche, soy tu hombre.

—Bien, pues...

—Te has dejado algo, Suga —solté, apartando al fin la mirada del plano para centrarla en él, que me observaba sin una pizca de la determinación que tenían antes sus ojos—. Esta cámara de aquí te ha visto. Por lo menos. Porque has dicho que hay siete más y eso es porque te has acercado a ellas.

—No a todas.

—Al menos una te tiene. Si dejamos un espacio de siete días entre atraco e inspección, la policía te va a encontrar en menos de una semana. Normalmente...

—V se puede encargar de la cámara de seguridad.

—¿Del archivo de las grabaciones? No trabajamos así, Suga. Cuando Jay y yo...

—Gi; una semana es suficiente.

Intentó sonar firme, y sé que para los demás tuvo el efecto deseado. Al menos para el nuevo, que se alejó un poco de la mesa y se puso a hablar con Hobi sobre detalles que en ese momento me importaban una mierda.

—Las grabaciones se conservan un total de treinta días, como mínimo, en el registro. No hace tanto que tuvimos el último atraco. ¿Crees de verdad que la policía no va a estar observando los bancos al norte del río? ¿Que no va a revisar las grabaciones?

—Gi...

—Lleva razón —me apoyó Jimin—. Cuando somos nosotros los encargados de la inspección, siempre te aseguras de esperar el tiempo prudencial. Hacemos escuchas de la radio de la policía, vigilamos los bancos que sabemos que patrullan... ¿Y quieres atracar un banco en una semana?

Mousetrap - myg, jjkWhere stories live. Discover now