Anhelo

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En una de esas noches, Baekhyun no podía dormir, así que estaba dándose las vueltas sobre la cama. Miraba al techo aún pensando en su exnovio, se sentía realmente triste por haber confiado en alguien que no lo valoró nunca y se sentía idiota por haber confiado en él, a pesar de que Luhan, su familia e incluso su propio cerebro le dijeron que no debía hacerlo.

Se la pasó pensando en todo eso hasta que escuchó el canto del gallo rompiendo sus oídos, suspiró, sabiendo que tenía que levantarse a cocinar. Aquel gallo siempre era muy puntual y además era el despertador de su marido.

Se levantó de la cama y se colocó sus pantuflas para luego dirigirse a la cocina donde comenzó a preparar todo; bostezó cuando miró por la pequeña ventana, como aún no había ni un rayo del sol alumbrando.

Su mente comenzó a despejarse cuando el gato empezó a maullar y pasearse por sus piernas, frotándolas con su cola mullida; aún no le había puesto nombre al minino, ya que no se le ocurría algo bueno. Sin darse cuenta, entre preparar el desayuno, cortar las carnes para los perros y dar de comer al gato ya se había olvidado de aquella persona.

—Buenos días —saludó a Chanyeol, quien solo asintió con su cabeza al verlo.

Sirvió el pan, el jamón, la mantequilla y el queso de hoja tierno, luego sirvió las bebidas calientes en sus nuevas tazas. Cuando se sentó a comer, sonrió travieso, mirando la expresión fruncida de Chanyeol al ver el diseño de su taza.

—Eres un niño —dijo, suspirando para luego beber su café cargado sin azúcar.

Baekhyun formó un puchero y le sacó la lengua, pensando en que él era muy amargado; sin embargo, Chanyeol no objeto nada y simplemente empezó a comer, incluso creyó que pudo ver un atisbo de sonrisa en su comisura.

Baekhyun por su parte disfrutó su chocolate caliente con espuma, pensó que era una mañana agradable. Ellos en su cabaña tomando su desayuno mientras el sol comenzaba a salir, dejando entrar la luz por la ventana.

Después de eso, Chanyeol salió con sus botas de caucho y su sombrero de paja de la casa, solo emitió un pequeño gruñido cuando vio al gato plácidamente durmiendo sobre su sofá.

—Esa cosa va a dejar pelos —dijo sin mirar a Baekhyun.

—No es cosa, es un gatito y yo lo cepillo todos los días —se cruzó de brazos y caminó hacia el sofá para tomar al minino en su pecho.

Chanyeol no dijo nada más y decidió salir de la casa para empezar a alimentar a los animales; prefería no obligar a Baekhyun a hacer esas cosas, porque sinceramente le daba más cansancio discutir con su pequeño esposo que hacer las cosas él mismo.

Baekhyun por su parte se sentó con el pequeño peludo en sus piernas y mientras lo veía como ronroneaba bajo su toque, se dio cuenta que cada vez que estaba desocupado, se ponía a pensar en Seunghyun y eso le molestaba, ya que no quería darle su tiempo en recordarlo. Suspiró y colocó al pequeño a su lado para luego levantarse a empezar a lavar los platos sucios.

Mientras le daba de comer a los perros, se acuclilló para mirarlos y cuando terminaron, Otto cogió su plato para empezar a correr; al parecer, ese día había amanecido con ganas de jugar, así que Baekhyun con paciencia se levantó para seguir al can.

—Otto, pequeño, ven acá —llamó mientras se abrazaba a sí mismo por el viento matutino.

Otto dejo caer su plato junto al galpón donde dormían las vacas, ahora ellas estaban afuera pastando e ignorando al resto de seres. Baekhyun sonrió, mirando como Otto daba vueltas queriendo jugar, así que lo comenzó a seguir, corriendo.

—Ven acá, pequeño bribón —rio mientras veía detrás del can y comenzó a entrar en calor.

Baekhyun se encontraba con el cabello suelto, siendo empujado por el viento mientras reía, corriendo detrás de Otto y cuando lo alcanzó, tomó sus dos patas delanteras para poder bailar una canción inexistente y luego el perro lamió sus manos para que lo suelte y así seguir corriendo por el pasto verde.

Lirios de fuego || ChanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora