CAPÍTULO II

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-Mi padre se siente presionado por ti, cederá- respiré profundo dejando a un lado las pesas y limpiándome el sudor.

-No quiero que ceda por orgullo...

-Claro que si- Adrien, que corría en una máquina aun par de metros sonrió sin mirarme- Si lo haces por orgullo- me quedé callada y él asintió- Restregarle a Eric que llevas ventaja y que tenías razón será fuerte, ¿no es así?

-Te detesto- detuvo la máquina y suspiró caminando hacia mi.

-Eric y tú son familia, Kam

-No fuimos tratados por igual, y el comenzar una relación familiar con Eric supone un atraso para mi en la jefatura, significará ceder terreno. Eric no se va a doblegar, tú lo sabes- Adrien se sentó a mi lado y tomó mi mano.

-Eres una mujer excelente, una profesional impecable y eso será suficiente.

-Ambos sabemos que no, A- bajé la cabeza y él se quedó callado. Adrien se quedó callado porque por algo en la historia de la editorial nunca una mujer había sido jefa, se quedó callado porque por una razón en específico mi tío decidió traer a Eric, y no a mi a ser su mano derecha a Los Ángeles en un principio. Él era hombre, y por esa estúpida razón yo debía trabajar y destacar más. Un par de testículos pesaba más que toda mi carrera construida a pulso, y yo lo sabía.

-Serás jefa- afirmó y sonreí.

-Sólo quieres hacerme sentir mejor- golpee la gorra que tenía hacía abajo y él se quejó.

-Sólo escupo verdades- se levantó y reí.

-¿Aún te quedan energías, viejo?- lo llamé con mis manos y el se rió.

-¡Sólo son dos años de diferencia, Dupont!- comenzó a correr detrás de mi por el jardín trasero mientras los dos reíamos. Algunos minutos después cayó al césped respirando con dificultad. Me reí acercándome a él.

-¿Decías?

-Es sólo por el café- me reí ante su expresión y lancé un poco de agua en su rostro, para girar hacia la casa. El que mencionara el café me llevó directamente a la cafetería, y estar en la cafetería me hizo recordar a aquella chica rubia y el poder que tenían sus ojos. Eso, y que tal vez la vería mañana como había sucedido los días anteriores que fui al lugar. Había encontrado además del café, había encontrado una fuente de tranquilidad hermosa en azul.

-¿Hace cuanto que no hacías ejercicio?- le grité a unos pasos de donde estaba tirado.

-El mismo tiempo que tienes tú de no tener sexo- me giré sacando mi dedo provocando que Adrien se riera.

-Iré a ducharme, avísame cuando te vayas.

-¡Te quiero, pero el celibato no es bueno!- me reí de espaldas a él.

-¡Buenas noches, Dupont!- lo miré desde la puerta y le lancé un beso- ¡Te quiero aunque seas insoportable!- me reí y subí a mi habitación. Minutos después Adrien gritó algo desde abajo y la puerta se cerró. Estaba sola de nuevo.

***

-Entonces, detective ¿alguna novedad?- giré el volante del auto y suspiré esperando para escuchar hablar a mi empleado, segundos después.

-Señorita Dupont, tuvimos una falsa pista y perdimos cierta cantidad en ello. Perdimos el rumbo de la investigación y no tenemos un paradero claro de su hijo aún.

-¿Falsa pista?- suspiré y me detuve frente a la cafetería mirando por el vidrio del auto.

-Alguien nos citó, preguntó y pidió dinero a cambio de una información sobre su hijo: nombre, lugar y también las personas que supuestamente adoptaron a su hijo, pero todo fue una extorsión.

DE AZUL A MI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora