CAPÍTULO XLIV

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-A ver si entendí- caminé de un lado a otro en la oficina y me quité el saco- Arriesgué mi integridad personal y mi perfil profesional para alejar a Eric del desastre que va a haber en esta editorial, y Verónica lo acaba de desmentir ¡Bésandolo!

-Si, justo eso- Susana asintió.

-Esto es horrible, ¡horrible! Si a Eric se le ocurre contarle lo que hice a mi tío, que seguramente lo hará, entonces echarán. Si me echan Eric será jefe, Verónica será restituida, luego explotada y además, ella me odia, y no querrá verme ni en retratos- me senté de vuelta- esto es magnífico.

-Kamille, no te estreses.

-Tal vez es la vida diciéndome que debo volver a ser una egoísta- giré los ojos, harta. Vi a Scarlett caminar así mi.

-Es que sólo se te ocurre a ti decir que Eric es gay- negó con la cabeza y soltó una risa- Eric gay, por favor- suspiré.

-Oye, la noticia no es falsa- se rió- te lo juro. Verónica fue quien me lo dijo, ella el día en que salió llorando de su oficina lo encontró con...- moví mis manos en el aire- bueno, da igual.

-¿Estas segura que Eric es gay?- Asentí mirándolas a ambas.

-Si, pero ya no públicamente- suspiré y ladee la cabeza- da igual, eso no me importa. Sólo quiero saber cómo está Verónica- recosté mi cuerpo en la silla.

-Bueno, ¿destrozada?- Scarlett hizo una mueca y Susana se rió.

-Iré a anunciar el despido de Verónica. Si necesitan algo, avísenme- asentí y ella salió de la oficina. Suspiré y dejé caer mi cabeza en el escritorio.

-No vayas a llorar otra vez- sentí su mano acariciar mi cabello.

-Debo irme a Francia y no podré... estar cerca- la miré.

-Lo estaré yo. Te avisaré cualquier cosa, como siempre- asintió y me resigné- ten un buen viaje.

-No lo creo- me levanté de la silla y besé su mejilla. Recogí mi saco y mi bolso, despidiéndome de Susana y salí de la oficina con mis lentes oscuros evitando que se notara lo mucho que había llorado ya en tan poco tiempo. Cuando iba a en el auto me encontré con la imagen del beso de Verónica con Eric de frente. Giré los ojos y maldije de tener que ver esa maldita imagen recorrer todos los medios de la ciudad con tanta rapidez. Ahora debía enfrentarme a mi padre y a la furia que tendría cuando supiera que la eché- pues era ella o ustedes, padre- me encogí de hombros mientras conducía- y siempre la escogeré a ella.

***

Cuando pisé Francia sentí el peso de la ausencia de Verónica posarse en mis hombros. Sólo días me separaban de cuando la tuve aquí. Y aunque nuestra relación era bastante complicada en ese entonces, ahora no sabía si tendría arreglo lo que había hecho. Cuando llegué el auto que me recogió me llevó al hotel y pedí aquella habitación que ella pidió días atrás. En la que se entregó a mi por última vez. Cuando cerré la puerta detrás de mi lancé al suelo mi maleta y mi espalda resbaló por la puerta detallando el lugar y sintiendo a Verónica en cada rincón. Miré fijamente la mesa, la ventana, la cama y las imágenes de aquella magnifica noche. Me levanté evitando llorar y saliendo del lugar antes de recaer. Tenía una reunión con mi padre y algunos ejecutivos, y no podía posponerla o faltar, aunque me gustaría hacerlo.

-Bienvenida, señorita Dupont- me recibieron en la entrada de la editorial y sentí cientos de flashes disparar mientras entraba. Ofrecí mi mejor sonrisa y entré al lugar siendo guiada hasta la oficina principal. Que lo más probable es que también sea mía.

-Señorita Dupont, su padre la está esperando. Me pidió reunirse con usted antes- asentí viendo a la secretaria caminar delante de mi. Abrió la puerta y entré a la oficina que ya no tenía casi nada de mi padre en ella. Cerré la puerta y él me analizó de arriba a abajo. Caminó hasta mi y sin decir una palabra levantó la mano y la impactó contra mi mejilla. Apreté la mandíbula y retuve mis lágrimas. No iba a llorar delante de él. No iba a darle la satisfacción de saber que me había lastimado.

DE AZUL A MI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora