El otro lado de la moneda

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Qué rápido pasaron los siete días/cries.

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Una imagen normal que tiene la gente acerca de ellos, es la de Chuuya ebrio y Dazai sobrio. Era lo común de pensar y ver. Porque Chuuya normalmente toma tres copas, y eso es todo lo que necesitaba para volverse en un enano aún más violento y molesto; Dazai, por otro lado, podía tomar la misma cantidad y verse como si estuviera tomando agua.

Así que, en estos momentos, Chuuya se sentía raro. 

—¡Chuuya~! —porque Dazai estaba ebrio y él no —. ¡Solo quiero un besoo!

Y uno se preguntará, ¿cómo es que acabaron así? Bueno... 

Chuuya no podía tomar. Ese era un punto importante que se debía tener en cuenta. Se enfermó del estómago esa semana y, cuando fue al doctor, este le recetó antibióticos y más medicinas que definitivamente no debería juntar con el vino o la cerveza. 

Así que Dazai, como el imbécil y maldito que es, le dijo: "Oh, así que esta noche no tendré que cuidarte, me voy a embriagar entonces". 

Y aquí estábamos, el con un juguito de uva, Dazai con su... ¿cuántas copas de vodka y whiskey ya llevaba? 

—¡Chuuya~! 

Además, el idiota andaba de calenturiento pegajoso que quería atención, así que su paciencia estaba a punto de romperse. 

—Ya te dije que no, estamos en público —no es como si las demás personas en el bar les estuvieron volteando a ver... De hecho, bien sabían que no deberían voltear a ver a la pareja que destruyó a una organización en una noche.

El puchero que hizo Dazai a su lado era lindo, pero no iba a caer solo con eso. 

—¡Pero, Chuuya~! —le rodeó la cadera con sus largos brazos, untando su cabeza en su mejilla como gato necesitado. 

Ugh, al diablo, jugaría sucio con él. 

—Hagamos un trato, Osamu —eso pareció llamar la atención del más alto, pues en seguida se separó un poco para mirarle a los ojos —. Si te comportas en lo que me termino este jugo, te llevo a mi casa y hacemos lo que quieras, ¿trato? 

Los ojitos de Dazai se iluminaron con esperanza, asintiendo como niño pequeño, en seguida separándose de él y sentándose en su silla como persona civilizada. 

Las cosas que tenía que hacer Chuuya... 

Al menos funcionó; Dazai se comportó como una persona decente los siguientes veinte minutos que se tomó para terminarse su jugo de uva, y pagarle al pobre bartender que tuvo que soportar al castaño durante tres horas. 

Después de eso, llamó a un taxi y fueron directo a su casa tal y como había prometido. 

En todo el trayecto, Dazai estuvo sentadito como niño al que le iban a tomar una foto, y luego le darían un premio por sonreír y quedarse quieto. 

Al llegar a su casa... Bueno, meter a Dazai fue más complicado de lo que creyó porque, uno, la diferencia de estatura y peso le complicaba caminar, ya que Dazai estaba recargado en él como saco de papas caminando con torpeza; dos, tenían que parar cada tres pasos, porque estaba casi seguro de que el idiota se iba a poner a vomitar en cualquier momento, así que, cuando sentía a este parar y taparse la boca, se preparaba para lo peor; y tres, las incoherencias que decía Dazai de vez en cuando, le daban risa, cosa que le distraía de su misión de llevarlo a dormir. 

Soukoku Fluff Week 2022Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz