"Enamorado" | Camilo Madrigal [BL]

Luis Rodríguez.

—¿¡Dónde está ese niño!? —Luis Madrigal pregunta cuando se encuentra con Camilo al final de las escaleras al primer piso.

—Calma. —el castaño le toma por los hombros con una sonrisa divertida. —Vas a provocar una ventisca como mi madre. —luego bromea, ganándose un suspiro.

—Ya la celebración va a empezar y él no aparece. —Luis susurra nervioso.

—Lo hará, seguro está jugando con los hijos de Dolores, sabes lo traviesos que son cuando están juntos. —Camilo abraza a su esposo, intentando tranquilizarlo. A veces, aún no podía creer que se había casado con Luis, y que de paso hubieran tenido un hijo. Lo habían adoptado fuera de Encanto, algo que habían planeado luego de cinco años casados.

Ahora Miguel cumplía cinco años, y habían descubierto que, aunque no tenía ninguna relación sanguínea con los Madrigal, el ser parte de la familia le hacía merecedor de un don.

—¡Papá papá papá! —Y como había dicho Camilo, su pequeño hijo aparece, corriendo directo a ellos en huida de uno de los hijos de Luisa.

—¿Ahora que hiciste? —el castaño lo alza en sus brazos, viéndole acusador. La pequeña Miriam se queja y se queja hasta que se cansa y se va en busca de sus demás primos para jugar.

—Es casi la hora. —Dolores aparece anunciando la llegada de todos, haciendo que fueran a sus posiciones.

—Estoy asustado. —Miguel Madrigal revela detrás de la cortina de flores, aferrándose ahora a su otro padre. Luis se arrodilla para abrazar a su hijo, intentando calmarlo.

—No hay nada que temer. —asegura con una sonrisa tranquila, mirando a los hermosos ojos de su pequeño hijo.

—¿Pero y si no recibo un don, o no me gusta? —pregunta, haciendo que sus ojos se llenen de lágrimas.

—La puerta apareció por algo. —ahora es turno de Camilo de arrodillarse a su lado, colocando una mano en la espalda de su pequeño. —Y el don que recibas, será tan maravilloso como tú. —pincha la nariz del niño, causando que ría.

—Así es, así que ve por ello. —Luis apoya alentando a su hijo.

Al segundo siguiente, Dolores anuncia que ya todo comenzó. Camilo y Luis van hasta la puerta, parándose al lado de Mirabel, quien ahora dirigía la celebración. Da el discurso de cada vez, un poco cambiado con los años, pero siempre con el mismo mensaje.

Luego, Miguel se acerca y toma el pomo de la puerta, haciendo que brillara intenso. Y los ojos del niño también se vuelven dorados, brillando como los de Bruno, pero del color diferente. Un nuevo don a nacido en casa Madrigal.

Miguel recibe el don de guiar el destino de las personas mediante visiones, lo que se asemeja un poco al don de Bruno, pero menos sombrío, él mismo bromea.

La fiesta luego se desata alegre, con todos celebrando y con Miguel más tranquilo que antes, corriendo detrás de sus primos y los demás niños de Encanto.

—Todo salió más que perfecto. —Luis celebra con una sonrisa brillante, acercándose a Camilo desde donde veía a su hijo jugar.

—Te lo dije. —el castaño le mira y le toma de la mano para acercarlo más a él. Camilo también estaba nervioso, pero alguien debía mantener la calma para que ni su hijo o esposo estuvieran demasiado inquietos.

Abrazándose del cuello del castaño, el azabache asiente dándole la razón, acercándose para besarle. Es algo pequeño y dulce, interrumpido por unos brazos que rodean sus piernas. Y bajando la mirada, se encuentran con Miguel atrapandolos en un abrazo con sus bracitos.

Luis se inclina para tomarlo, cargandolo en medio de los dos. —Estoy tan feliz por ti. —besa la mejilla de su hijo.

—Igual que yo. —Camilo besa su otra mejilla, haciendo reír a su hijo, quien los atrapa en un abrazo que pega sus caras a su pecho.

—Los amo. —Luis murmura entre risas, feliz de haber conocido a Camilo hace años, dándole ahora todo lo que tenían. 

—Los amo. —el cambia formas repite con el mismo sentimiento reflejado en sus ojos.

—También los amo, papis. —Miguel también agrega, soltando a sus padres.

Es un perfecto momento familiar, interrumpido por Félix y Pepa, quienes los atrapan para bailar y disfrutar de la fiesta.

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Fin de los cortos.