3. Un reencuentro "accidental"

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Pará nadie era sorpresa que Giyuu estuviera un poco más deprimido de lo normal, todos sabían por qué, pero nadie lo podía ayudar, eso era imposible, hasta que él no lo asimilara y aceptara, no logrará volver a estar bien.

Ahora se encontraba en la casa de Tanjiro, un Alfa, casado y a punto de ser padre, Giyuu estaba ayudando a la omega de Tanjiro, que ahora tenía una crisis de si sería una buena madre.

—¿Y si no soy suficiente para mí cachorro? ¿Qué pasa si le falta algo, o le pasa algo? No me lo perdonaría—la Omega estaba casi arrancandose el cabello.
—Kanao, serás una madre increíble, tu cachorro tendrá una gran vida, Tanjiro te ama y ama ese cachorro, tú amas a ese cachorro, no te va a pasar nada—Giyuu trataba de tranquilizar a la chica, qué parecía estar en la cúspide del llanto.
—¡No! ¡T-tú no sabes!—reprochó, cerrando un poco los ojos, haciendo que Giyuu suelte una risilla.
—Kanao, pase por tres embarazos, ¿de verdad crees que no se como te sientes? Tú serás una gran madre—Giyuu le tomó las manos y las quitó de su cabello.
—¿T-tú lo crees?—la chica ya estaba llorando y liberando feromonas poco agradables para el omega contrario, ese olor era abrumador, el olor a rosas mezclado con olor a pan recién horneado (el cual es el olor de Tanjiro mezclado con el de Kanao) era muy dulce, bastante.
—Claro que lo creo, tú eres joven pero fuerte, Shinobu y Kanae estarían orgullosas de ti—sonrió nostálgico al recordar a esas hermanas qué eran casi como sus hermanitas menores qué parecían ser las mayores.

Kanao se quedó callada, se lanzó a Giyuu y lo abrazó, llorando en su hombro, diciendo entre sollozos gracias, mientras que el otro omega liberaba feromonas para tratar de calmara (lo cual casi no servía, las feromanas de un omega casado tratando de tranquilizar a una omega casada era muy difícil de funcionar).

—No pasa nada Kanao. Vamos, vamos a comer
—S-sí

Los dos omegas se pararon y fueron a la cocina, donde Tanjiro cocinaba, de repente Giyuu se sintió mal, el calor de su cuerpo subió por un segundo, pero eso se fue de un momento a otro, como si nunca hubiera pasado.

Los tres comieron muy tranquilos, Zanitsu y Nezuko se hacían cargo de Makomo, Hitori y Mei, no debía preocuparse, ellos estarán bien (o eso deseaba pensar, los chicos eran un poco inexpertos, por eso Aoi los ayudaba). Cuando el regresara a casa sus cachorros ya estarían ahí, probablemente dormidos

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Cuando Giyuu regresaba a su casa sintió el calor de su cuerpo subir de una manera horrible, sus piernas falqueaban, su respiración se alteró y sus hormonas igual.

Su celo.

"Mierda" fue en lo único en lo que pudo pensar. Como se le pudo olvidar su celo, seguramente fue el tener que estar al pendiente de tres niños, pagar las cuentas y el no tener un Alfa que lo ayude era más pesado que de costumbre.

Además de no contar con nadie, las/los omegas odian el olor de algún otro omega en celo, al igual que los alfas, y los betas no saben como tratar a un omega en celo. Estaba solo.

Cuando se encontraba tratando de recuperar la compostura, sintió un olor que recordaba muy bien, un olor a oahi, el olor de Sanemi.

—¿G-giyuu?—la voz de Sanemi hizo eco en el oído de Giyuu, quién volteó y lo vió, parado, con un uniforme de oficina.
—¿A-Alfa?balbuceó el Omega al ver a su Alfa, Sanemi tragó seco.
—¿Estás en celo?—¡Claro que estaba en celo! Eso es obvio.
AlfaGiyuu no dejaba de repetir la misma palabra, en un tono de súplica.
—¿Todavía vives en la misma casa?
Alfa, Alfa, alfa—Sanemi estaba empezando a abrumarse con el aroma que Giyuu desprendía.
—Giyuu, no me hagas esto, no me puedo aprovechar de ti, y menos en esta condición—Sanemi trató de ignorar el olor de Giyuu.
Alfa, hazme tu omega.
—No puedo, no está bien, no debo ceder—dijo para sí mismo.
Alfa, duele—suplicó Giyuu, mientras empezaba a chillar de dolor.

El lobo interno de Sanemi le decía que lo tomara, que volviera a hacerlo su omega, pero sabía que estaba mal, no se podía aprovechar de un omega así. Hizo lo único que se le ocurrió.

Lo abrazó y liberó feromanas que tranquilizarlo a Giyuu al instante, por mucho tiempo no había sentido el aroma de su omega, y después de mucho tiempo el olor a oahi y el olor a frutos rojos se volvieron a fusionar. A Giyuu ya no le dolía tanto, se sentía bien, tranquilo, en paz, hace meses que no sentía esa tranquilidad, no desde que Sanemi se fue. El omega puso su nariz en el hueco que había entre el cuello y el hombro del Alfa, oliendo su olor, ese olor que tanto extrañaba, ese olor que lo tranquilizaba.

Alfa.
Omega.

Se quedaron así un rato hasta que Giyuu se durmió, Sanemi lo cargó hacia la casa, se fijó que nadie estuviera ahí, después de todo, si lo veían lo matarían.

Dejó a Giyuu en su cama, era ya muy tarde, por lo cuál pensó en ver a sus hijos dormir. Sabía que se dormían temprano, Sanemi y Tomioka los obligaban, sabían que sí ellos dormían temprano estarían más sanos, y de vez en cuando el divertirse sin preocuparse por qué sus hijos lo vieran, era de lo mejor.

Sanemi se dirigió al cuarto de Makomo y Hitori, los arropó y les dió un beso de buenas noches que hace meses no hacía. Luego se dirigió al cuarto de Giyuu donde dormían los dos, Mei y Tomioka, les dió un beso a los dos, a Mei en la frente y a Giyuu en los labio, sabía que eso estaba mal, pero quería volver a sentir el calor de sus labio, su sabor, todo. Salió de la casa, tratando de no dejar rastro de su olor. Aunque era casi imposible quitar el aroma a oahi del cuerpo de Giyuu. Tenía la esperanza de que nadie se diera cuenta, aún que sabía que eso era imposible
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En la mañana Giyuu se levantó con un fuerte dolor de cabeza, llegó hasta el baño y se tomó sus supresores, no sabía si ir a trabajar, estaba en celo, eso podría ser un problema. Decidió hablar y decir que no podía ir porque su celo se había presentado, también llamó a la escuela de sus hijos, también diciendo que no podrán ir porque el omega no los podía llevar.

Se metió a bañar con agua fría para bajar el calor de su cuerpo, sabía que no podía cuidar de sus hijos en ese estado, todo el día sintió el olor a oahi en su cuerpo, sabía que ese olor era de Sanemi, pero no podía recordar que fue lo que pasó, lo único que recuerda es haberle dicho a Sanemi que lo volviera a hacer su omega, tenía miedo de que él si lo haya hecho, pero sabía y quería creer que Sanemi nunca se aprovecharía, no le dolía nada, no sentía ardor en la marca, pero el solo pensar que pudo haber visto a Sanemi una vez hacia que sus hormonas tuvieran un olor agridulce.

Salió del baño y llevó a los niños con Aoi e Inozuke. Regresó a casa, no se sentía bien, quieria volver a sentir lo que Sanemi le hizo sentir el día que se volvieron a ver, su olor, sus abrazos, todo.

Sin duda ese encuentro "accidental" fue una de las mejores cosas que le han pasado en estos últimos dos meses.


















Holi, cómo están? Espero y bien

I'm pretty good! Realmente quiero regresar a clases presenciales, los exámenes empiezan la próxima semana, tengo miedo, pero bueno bai y Sanegiyuu mis papis

✓Capítulo editado

Mis ángeles (sanegiyuu omegaverse) Where stories live. Discover now