𝟭𝟬

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Menuda mierda en la que estaba liado ahora, las pequeñas gotas de sudor se acumulaban en su frente debido al infernudo calor que mataba en ese momento. ¿Qué estaba haciendo ahí parado como estúpido en media plaza con un clima de más de mil grados asando su cuerpo como pavo al horno? ¡Ah, claro! Fue suciamente chantajeado por su amigo para ir al centro comercial a comprar ropa.

Justo mismo sus arrepentimientos eran gigantes.

— ¿Dónde diablos está ese enano, se perdió en camino aquí con Blanca Nieves o qué? — se quejó el chico a su lado.

Oh cierto, lo olvido. No era el único atrapado, para su mala suerte no estaba solo también Jay fue víctima del diablillo de nombre Riki.

Otra vez.

— ¿Quieres parar de quejarte? No eres el único que se esta tostando, idiota — gruñó, aquel chico le sacaba de sus casillas.

— Pues discúlpame pero me atrevo a decir que yo soy quien está sufriendo más en ésta situación — musitó frunciendo el ceño — ¿Disfrutas de la sombra no?

— Ya cállate...y no te muevas tanto.

Jay no dijo nada en realidad no podía porque si hablaba para defenderse de ese pequeño chico a su lado saldría perdiendo siempre, no es que esté muy cómodo con eso pero de verdad no estaba con ganas de hablar por ahora, no si la garganta le pedía a gritos un poco de agua, el calor era insoportable y la "compañía" a su lado no ayudaba mucho en eso.

Pero no mentiría que le resultaba algo interesante a pesar de las indiferencias entre ambos. Sí, definitivamente el sol lo estaba volviendo loco.

— ¡Oh mi dios! ¡¿Dónde jodidos diablos está ese Riki?! ¡¿Qué cree que somos?! ¡¿Unas piedras?! — Jungwon se quejó moviendo desesperadamente su pierna — Voy a desmayarme por la insolación y será su culpa ¡Ya ha pasado más de una hora!

Abulto los labios que adaptaron una linda forma de patito, siendo captados inmediatamente por los ojos de su acompañante que se lucieron embobados por segundos.

«¿Podré usar telepatía y llamar a Riki?»

Claro, como si esto fuera una película de fantasía.

El más alto miró por todos lados buscando a su primo, Jungwon se dió cuenta rápido cuando Jay detuvo su mirada azulada en algún sitio del inmenso lugar y no era por nada pero aparentemente llamaban mucho la atención, luego cayó en cuenta que el pelinegro no llevaba puesta el cubre bocas en la cara.

«Ah...»

Los murmullos no tardaron en esparcirse como agua donde ellos. Sus ojos viajaban por cada cabeza de ahí, desde chicas universitarias hasta adolescentes, mujeres adultas con apariencia de buscar algún "sugar baby" o él que sabe.

Pero lo peor no fue eso, fue toparse con un par de ojos cafés y cabellos del mismo color con leves ondulaciones por los costados adornado por una banda elástica para cabello.

Tragó no de los nervios, bueno, no en gran parte. Mas bien por el disgusto por no decir falta de hidratación hasta ese momento donde su bendito amigo pareció desaparecer de la faz de la tierra, en fin. ¿Porqué tuvo que venir en primer lugar?

La tensión en su cuerpo aumentó cuando en menos de lo que cae un rayo un chico de contextura delgada, cuerpo bonito, piernas largas que daban buen uso de aquellos pantalones ajustados, ropas ligeras de un color amarillo pastel resaltando la blanquecina piel del muchacho pero sobre todo esos labios que en cuanto sus miradas chocaron por segunda ocasión se torcieron a una mueca.

𝘾𝙐𝙋𝙄𝘿𝙊 𝙎𝙏𝘼𝙇𝙆𝙀𝙍 // 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Where stories live. Discover now