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Las calles eran frías bastante, la gente caminaba con chaquetas gracias al frío que estaba haciendo, estaban llegando la época de otoño, dónde las hojas de los árboles caían y su color cambiaba a un tono marrón.
Era una mañana bastante fría por así decirlo, una rubia caminaba hacia su hogar pensando en las grandes preguntas de su madre o de su padre, cosa que odiaba y mucho.
Al llegar, busco en su chaqueta un pequeño llavero colocando el respectivo juego de llaves en la cerradura. Tomó la perilla de la puerta abriendo está con lentitud. Se adentro lentamente, viendo las luces de la cocina prendidas, suspiró de forma suave, cerrando detrás de sí la puerta.
— Sasha, tenemos que hablar.
Una cabellera rubia, con un elegante traje se asomaba por la cocina, era su padre quién la miraba pero está vez... ¿De forma feliz? Era bastante extraño, aquél hombre nunca solía estar allí más cuando hacía algo malo.
Será qué... ¿Alguien le dijo sobre su pijamada con Anne y Marcy? Estaba frita.
— cariño sientate. — el hombre se acercó al sofá sentándose.
La rubia con algo de indiferencia se sentó a su lado sin mirarlo.
— no hice nada malo cómo para que me regañes. — habló de forma seca.
la relación entre ambos no era la mejor.
— ¿qué? cariño no pienso regañarte, solo quiero hablar contigo. — habló de forma cariñosa el hombro, mientras la miraba.
Sasha ladeo su cabeza y ahora sí levantó la mirada para mirar a su padre quién le sonreía, ladeo su cabeza sin entender nada.
— iré al grano... ¿Estás muy enamorada de Marcy?
La rubia abrió sus ojos cómo platos y comenzó a negar varias veces, el señor Waybright soltó una suave risa dejando perpleta a la rubia.
— tranquila no te voy a regañar, además... Quiero sincerarme contigo. — tomó una bocada de aire para luego expulsarla. — realmente tú madre está haciendo las cosas mal, me alegra que Marcy sea la persona que te haga feliz y... Mi niña te apoyó en tú relación con ella, después de todo primero es tú felicidad ¿y tú madre? tengo pensando a llevarte a vivir conmigo.
En eso se abrió la puerta dejando ver otra cabellera rubia, quién los miraba a ambos con los brazos cruzados.
Sasha por otro lado miraba a su padre, pensaba que el era uno de los primeros que no la apoyaba, pero estaba allí... Sincerandose con ella, una pequeña sonrisa salió de sus labios.
