Día 3 《Miércoles》

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Son las 10 de la mañana y sigo encerrado en el cuarto del piano, me siento tentado a "invocar" a JungKook, pero prefiero usar esa oportunidad en caso de emergencia.

Y hoy habría una emergencia.

Lo sabía después de releer las reglas una y otra vez, hoy era Miércoles, la regla 12 especificaba cierto hecho del día que me ponía los nervios de punta, aún más si era posible.

12- Cada Miércoles a las 12:00 pm un auto se detiene fuera de la casa, notarás inmediatamente que no pertenece aquí debido a su aspecto anticuado. Solo se quedará allí unos minutos y se marchara, pero si ves que alguien baja de él, disparale inmediatamente, no importa quién sea, si no lo haces será demasiado tarde.

Faltaban dos horas para ello y solo podía rezar para que nada ni nadie bajara de ese auto.

Aún asi con las manos temblorosas verifico por octava vez que el arma que escogí estuviera cargada, lo está, pero eso no hace nada para aliviarme.

Meow

El gato llama mi atención, me mira fijamente como si quisiera decirme algo, entonces se mueve, salta sobre el piano y desde allí brinca hacia la ventana cerrada apoyándose en el marco, las cortinas estas abiertas y él toma la tela con su boca intentando jalar de ella.

Sonrió por inercia, pese a lo nada normal de este gato, es lo único que parece mantenerme cuerdo, un gato, ¿Qué más normal que un gato?

Meow

Vuelve a maullar, sus grandes ojos me miran con insistencia y vuelve a jalar de las cortinas.

La ventana...

Me sobresalto al oír la voz de JungKook, por más que miro no lo veo, pero solo el haberlo oído me hace levantarme de golpe, dejo el arma en el sofá y voy junto al gato cuidando de no tocarlo.

Es ahí donde mi cuerpo se congela, a unos metros de la ventana donde yo me encuentro, hay una pequeña anciana, viste de negro y lleva un velo del mismo color que se arrastra por el suelo, lleva algo en la mano que pronto alza y lo lleva a su boca, un cuervo. El ave se retuerce en su mano pero pronto deja de moverse, en el preciso momento que la anciana le arranca la cabeza de una mordida, mi garganta retiene un grito espantado, la mujer mastica con vehemencia, la sangre cae manchando su cara y su mano que sigue sosteniendo el cuerpo del ave que no tarda en seguir el mismo destino de la cabeza.

Meow

El gato me ayuda a apartar la vista, lo cual agradezco o terminaría vomitando, él sigue jalando de las cortinas, recién ahí recuerdo la sexta regla.

6- Si ves a una anciana pasar fuera de la casa por ningún motivo la mires a la cara y rápidamente cierra todas las cortinas y apaga todas las luces.

Mi pulso se acelera como si hubiera corrido un maratón, entonces con las pisadas acercándose me dispongo a cerrar la cortina de golpe, el gato salta y corre fuera de la habitación, corro tras de él, apagando las luces y cerrando las cortinas a una velocidad que me sorprende, la adrenalina recorriendo mi cuerpo a medida que termino con el primer piso, luego voy a las escaleras es la primera vez que subo, pero no tengo tiempo de pensar en ello.

Me ayudo de la linterna del teléfono para poder ver entre la oscuridad, lo cual me hace sentir protagonista de una película de terror, ojalá y esto fuera ficción también.

Ya en el segundo piso agradezco que el gato siga a mi lado, entro a cada habitación llendo directo a las ventanas cerrando las cortinas, las luces ya estaban apagadas, por lo que facilito el trabajo. Solo quedaba una habitación, el gato salto frente a mi, sus garras se enterraron en la puerta y arañó junto a un largo maullido, no se que quiere, pero tengo prisa, no quiero estar más tiempo aquí arriba, así que tomó el pomo de la puerta, pero esta no abre, lo intento otra vez y nada.

Resiliencia 《JJK & PJM》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora