❝ D i e c i o c h o ❞

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—Lamento decirle que el cuerpo de su Omega, señor Jeon, no puede procrear vida. —Dijo el doctor, con la mirada gacha. JiMin sintió que aquellas palabras perforaban en una herida limpia su corazón. Se quedó estático, incapaz de creerlo, no era posible, eso era un sueño, el médico debía estar mintiendo. —Él jamás podrá concebir cachorros.

 —¿Qué? —JiMin veía borroso debido a sus ojos cristalizados y su garganta quemaba. —No puede ser cierto, ¿Está mintiendo, verdad? No es divertido, no me gustan esta clase de bromas.

 —Desearía estar mintiendo, señor JiMin.

 JiMin abrió su boca, queriendo gritarle al doctor que dejase de mentir, pero JungKook se le adelantó. —Muchas gracias, doctor. Váyase, ahora. 

El doctor se despidió educadamente, tomando sus cosas y saliendo rápidamente de la habitación. JiMin permanecía con la cabeza gacha y sus ojos estaban perdidos en un mismo lugar. Una lágrima surgió al igual que un jadeo de dolor, no podía asimilarlo. Su respiración era rápida y entrecortada al momento de sentarse sobre la cama, sabiendo que si permanecía de pie sus piernas temblorosas terminarían cediendo ante su peso y caería en seco, sin fuerzas para sostenerse. 

Ni siquiera veía a JungKook, no sabía qué hacía el Alfa mientras él lentamente caía dolido. No obstante, de repente, sintió un fuerte empujón que lo hizo caer sobre el colchón bruscamente, sobresaltándolo. JungKook le observaba molesto y para cuando JiMin quiso incorporarse, el Alfa le ordenó con su Voz de Mando permanecer ahí, quieto. 

—JungKook ¿Qué estás haciendo? —Murmuró asustado, su lobo y él temblando con terror por la Voz de Mando a la que su cuerpo le obligaba a obedecer. —¿JungKook, qué haces? ¡Suéltame!

. . .

JiMin despertó exaltado, su corazón latiendo desesperado y exhalando fuertemente el aire de sus pulmones. Al despertar, la descolorida casa de JungKook había desaparecido de su vista. A cambio, se encontró con la pulcra cabaña que los habitantes de Daegu les habían otorgado a YoonGi y a él para descansar correctamente esa noche. Encontró una fina sábana deseda blanca cubriendo su cuerpo, sábana que no recordaba haberse puesto al quedarse dormido.

 Al regresar del pequeño paseo al que el amargado Alfa de YoonGi lo había llevado, había caído rendido de inmediato a la cama dispuesto a dormir; se lo agradecía a Min en silencio, esa corta caminata le dejó respirar aire fresco y observar las lindas estrellas, despejando así su mente. Su mano fue hasta su mejilla y al tocar sintió una sensación húmeda sobre su piel, haciéndole saber que durante aquel sueño —que más parecía ser una pesadilla atormentándolo constantemente— había llorado. 

¿Por qué llorar de nuevo? ¿Por qué ser débil tenía que ser parte de su naturaleza? Extrañaba su infancia llena de felicidad, a pesar de que durante esta etapa su mayor deseo fue crecer. Al menos, esta vez, había despertado tranquilo; a veces cuando esa espantosa pesadilla revivía sus tristes y dolorosos recuerdos, despertaba bastante asustado, buscando protección de algo o alguien hasta que se percataba de que todo era producto de su mente y poco a poco se calmaba él mismo, ya que JungKook lo ignoraba cuando tenía miedo.

 Al tranquilizarse, su atención se dirigió al aroma de roble, tierra húmeda y tabaco que percibía. Sabiendo a quién le pertenecía ese aroma, volteó hacia su derecha, encontrándose con YoonGi viéndolo detenidamente. Mostraba una pequeña preocupación en sus profundos ojos negros, pero JiMin ignoró ese detalle. Tal vez estaba volviéndose loco, nadie se preocupaba por él realmente. 

—¿Qué sucede? No me mires así, pareces un acosador de primera. —JiMin rió, pero YoonGi no hizo ninguna mueca. Parecía disgustado. 

—¿Por qué llorabas? —Preguntó, sentando en el sofá. Por su mirada, JiMin supo que el pálido deseaba una explicación inmediata, sin mentiras ni rodeos.

 —Son sólo pesadillas tontas, no es nada. —Respondió, volteando hacia la ventana. Ya era de día, sin embargo, estaba oscuro debido a las nubes grisáceas que decoraban el cielo. No quería ver a YoonGi, él era fácil de convencer si lo observaban de esa manera, terminaría contando lo que soñó y prefería mantener su pasado en secreto. JiMin detectó el ligero cambio en el aroma del Alfa, YoonGi estaba molesto por sus pequeñas mentiras. —Hey, no te molestes. Dije la verdad. 

—Lo dudo, pero está bien. —Murmuró. —Una pesadilla "tonta" no te hace llorar y decir No unas treinta veces. 

El Omega se sorprendió, pero no volteó a ver a YoonGi y tampoco hizo algún gesto que revelara el hecho de estar impresionado. —¿Dije algo más apartede eso? —Soltó, sintiéndose orgulloso por su voz fluida y sin dudas.

 —No, solamente eso. —YoonGi caminó hasta JiMin, dejando un plato de comida exclusivamente para él. —Deberías comer, tenemos que partir temprano. Uno de los centinelas vino al amanecer a comunicar que HoSeok y los demás descubrieron cosas interesantes en su vigilia nocturna por el terreno.

 —¿No puedo quedarme aquí? —Decía mientras le daba el primer bocado a su desayuno. —Uhm, está delicioso.

 —Gracias. —YoonGi sonrió. —Por más que quisieras quedarte no podrías. Luego de esto regresaremos a la mansión, debes descansar mejor y yo tengo que cumplir con mis deberes. 

. . .

 —¡JungKook! ¿Qué estás haciendo? —TaeHyung le miró entre confundido e indignado. JungKook tenía una semana insistiendo en que debía firmar esos extraños papeles que ni siquiera le permitía leer. 

—No firmaré eso hasta leerlo.—Sólo hazlo TaeHyung, no me hagas molestar más. —El Alfa gruñó, causando un brinco en TaeHyung. Él nunca le había gruñido. 

—Al menos explícame qué es eso, no lo firmaré hasta que me lo digas. —Murmuró. 

—Es un acta para nuestro matrimonio, debes firmarlo, cariño. —Contestó entre dientes. —Sino no podremos casarnos. 

TaeHyung le miró, queriendo creerle a su Alfa. Más sin embargo, no lo lograba. —JungKook, déjame leerlo por favor. 

—¡Ya basta, tienes que obedecerme! —Exclamó indignado, intimidando al Omega. —Firmarás esto porque yo te lo digo. Soy tu Alfa, debes obedecer, quieras o no. —TaeHyung, cabizbajo, permaneció callado sin saber qué decir. Tenía miedo, en el transcurso de tiempo en el que permanecieron siendo sólo novios había sido tratado con inmenso amor; pero ahora, un día luego de ser marcado antes de la boda, esto ocurría. 

Amaba a JungKook, confiaba en él y quería creer que tal vez toda esta discusión había sido un simple error. Dispuesto a complacer a su Alfa, firmó el documento sin leer ni pedir explicaciones. Jeon sonrió satisfecho,observando a TaeHyung complacido. 

—Muy bien cariño. —JungKook se acercó y besó su frente. El Omega también sonrió, pero aún así, algo en su interior se removía inseguro y asustado de estar junto al Alfa. —Perdona por haberte gritado bebé, no quise hacerlo, pero no me obedecías. 

—Lo lamento, JungKook. —Dijo sin más.

(••𝖉𝖚𝖑𝖈𝖊••)Место, где живут истории. Откройте их для себя