❝ C i n c u e n t a y o c h o ❞

1.8K 226 4
                                    

—Debemos irnos. —fue lo que dijo el mayor, después de tanto rato meditando. JiMin tomó asiento frente a él, ignorando la tensa atmósfera.

—¿Pasó algo en Daegu? —preguntó cuidadosamente. Últimamente YoonGi había estado muy preocupado, y lo entendía; HoSeok enviaba cartas que le daban a saber lo que cada día ocurría en su territorio y como la situación empeoraba, por lo que, como Alfa Líder y legítimo al mando, debía estar sumamente frustrado al no estar allá, protegiendo a su manada.

YoonGi exhaló pesadamente. —Sin mi presencia todo está yendo en picada. La única solución es regresar, lo lamento.

JiMin no contestó y por lo tanto el silencio que se instaló entre ellos fue aplastante. No podía culpar al pálido, sentía muy claramente la preocupación florecer en forma de escalofríos desde la mordida hasta extenderse, preocupándolo a él de igual forma. El Omega, después de meditarlo, subió la mirada dispuesta a hablar.

—Supongo que ya ordenaste nuestro regreso. —YoonGi asintió cautelosamente, observando a su pareja. —Entonces, ¿Cuándo partiremos? —Esta noche. —respondió.

—Eso me da unas horas. —JiMin se levantó. —Buscaré la manera de descubrir siquiera algo más antes de marcharnos, quiero tener al menos una pista de lo que realmente sucedió.

—JiMin, estoy ocupado con esto. No podemos ir a buscar alguna pista, tardaríamos horas y no hay tiempo. —el Alfa también se colocó de pie, sin intensiones de intimidarlo. —Sé que quieres saber dónde está tu familia y sé que deseas averiguar qué ocurrió en realidad, pero ya no podemos seguir. Luego seguiremos con esto.

—Nunca dije que tú debías ir, YoonGi. —espetó, sin ceder. —Iré yo, regresaré antes del anochecer para regresar a Daegu.

—Deja de referirte a mi territorio sólo como Daegu. Te marqué, nos enlazamos, eso te hace la Luna de la manada. Ahora te pertenece tanto como me pertenece a mí.

—Regresaré antes del anochecer para poder regresar a casa. —repitió al corregir sus palabras. El Omega fue quien conectó sus miradas, reflejando en sus ojos que haría exactamente lo que decía sin importar lo que YoonGi dijera. —Yo confío en ti, confía tú un poco en mí.

—Claro que confío en ti. En Busan corremos peligro y la marca es reciente, estamos atravesando una etapa delicada. —el mayor agravó su voz, sin estar de acuerdo. —Que mi aroma esté impregnado sobre ti lamentablemente no crea un escudo a tu alrededor, estar mucho tiempo separados sólo nos afectaría.

—No estaré todo el día separado de ti, no exageres. —expresó despectivo.

—No es exagerar, es prevenir. —con clara molestia, exclamó. —Quiero evitar cualquier daño, pero tú no quieres entenderlo. Ningún guardia irá contigo porque se están encargando del viaje de vuelta, y yo tampoco podré acompañarte. Si algo ocurre ¿Qué pasará? ¿Acaso no piensas en eso? No soy un súper héroe, si te hacen algo podría llegar tarde por más que me apresure. ¿Eso es lo que quieres?

—Estaré bien, lo prometo. —susurró, acercándose lentamente al pálido. Fue cuidadoso, asegurándose de que acercarse no molestaría más a YoonGi. Lo abrazó suavemente, sintiendo un pequeño dolor pinchar su pecho cuando Min no correspondió el abrazo de la manera en que solía hacerlo, sin envolverlo y acariciarlo para hacerle sentir en protegido y en casa. —Para mí sí eres un súper héroe YoonGi, me has salvado muchas veces sin pedirme nada a cambio.

 —¿Lo he hecho? —cuestionó...

—Así es. —el menor sonreía. —Me has salvado, protegido y amado, tanto que creo que un simple gracias no bastaría. Sé que sólo intentas cuidarme, pero a veces debemos cuidarnos nosotros mismos. En algún momento tendré que enfrentarlo, tendré que cuidarme solo y ese día te demostraré con orgullo que no seré más el Omega que sólo cierra los ojos y permite que le hagan daño.

(••𝖉𝖚𝖑𝖈𝖊••)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora