Capítulo 10

23K 3.3K 1K
                                    

The Weeknd  - Hardest to love


-'ღ'- ALENA-'ღ'-


-NO TE SOPORTO-


No sé qué estaba mal conmigo, no debí subirme con él, pero... pero siempre había peros cuando se trataba de Andreas y es que debía, con urgencia, separarlo a este Andreas, del de cuando éramos tan solo unos niños porque no tienen nada que ver, bueno, casi nada, solo algunas cosas.

Me tumbé en la cama ya en piyama, mi celular sonó, obviamente. Era Daniel, la cara me ardió. Luego entró un mensaje.

Ey, no me asustes, todo bien?? Dónde estás?

Respiré hondo, haciéndome ovillo, con la pantalla frente a mi rostro. Mamá no estaba, tenía algo de una cena del trabajo, me encontraba sola y no podía dejar de pensar.

Después de una semana mejor que la primera, debía estar agradecida, en cambio me sentía nerviosa. Nerviosa por Andreas, nerviosa por sus palabras, por Mila y lo que sentía por Andreas, por Daniel que sí, era mi amigo, pero que sabía no era todo lo que buscaba y entonces las palabras de mi exmejor amigo, regresaban.

Agh, a veces lo odiaba, en serio y claro que yo no buscaba eso, solo buscaba... dejar de sentir ese hueco en el pecho, la soledad, el miedo a esta nueva vida, adaptarme y apoyar a mamá con todo esto que no habíamos podido evitar.

Me vine a casa. Tú pásala bien 😊

Enseguida me marcó. Me tendí boca arriba y decidí mandar mi cobardía a un cajón, no tan lejano aún, pero un poco. Respondí.

—¡Ale! —exclamó, se escuchaba silencio, no una fiesta.

—Lo lamento, Daniel, no quería arruinarte la diversión.

—Pudiste decirme. Te hubiese llevado.

—No, no te preocupes.

—Sí, lo hago. Dime por qué te fuiste. Ya sé que quizá insistí de más, no debí y...

—Estabas tomando mucho —solo dije, recordando a Andreas, a papá las veces que me rogó jamás subir con alguien que no tuviese los cinco sentidos bien despiertos. Él hubiese estado orgulloso, lo sé. Eso me reconfortó.

—Oh... —escuché del otro lado.

—Yo...

—No, no, no me digas nada. Sí, aguanto mucho pero sí, tienes razón, Dios. Lo lamento, Ale.

—No pasa nada. Tampoco fue para tanto, solo....

—No, ni me digas. De verdad. No volverá a ocurrir, ¿me crees?

—Daniel, no es para hacer drama, solo estaba cansada.

—Y yo había tomado de más y tú, que eres inteligente, preferiste irte. Vaya —dijo, aunque no supe determinar su tono.

—¿Estás en tu casa? —pregunté de repente.

—No, sigo acá, te busqué por todos lados, hasta me imaginé cosas feas. Pero me tranquiliza que estás sana y salva, aunque no por mí, ¿verdad? —refunfuñó quejoso.

—Ya, relájate. Nos vemos el lunes.

—Dios... Sí, el lunes, porque mañana ni de loca aceptarías ir conmigo al cine, ¿cierto? —preguntó. Suspiré y luego me encontré diciendo que sí. Lo escuché soltar un grito de júbilo. Exagerado—. Bien, mañana te veo entonces. Duerme bien.

Lo que me une a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora