Capítulo 22

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Alan Walker - Not you ft   Emma  Steinbakken

-'ღ'- ALENA -'ღ'-

-NO QUERÍA ALEJARME-


En la mañana mamá me recibió en la barra de la cocina con la maravillosa noticia de que iríamos el viernes a casa de Liza y no, no brinqué de gusto, ni de lejos. Arrugué la comisura de un ojo, torciendo los labios.

—Ale, es importante para mí, sabes que la quiero mucho, nos han ayudado y...

—Sí, ma, entiendo, iré.

Me observó sonriendo, luego le dio un trago a su café, como pensando en algo.

—¿Qué ha pasado entre tú y Andreas? No sé por qué siento que no marcha bien —inquirió dejando la taza sobre la repisa, desconcertándome. Metí la cucharada de avena a mi boca, buscando en mi cabeza qué decirle porque no entendía cómo era que lo sabía, o intuía—. Evitas hablar de él.

—Bueno, es que... Ya sabes, nuestra amistad terminó hace mucho tiempo y él ya tiene su vida, no compaginamos tanto como antes.

—Eso lo sé, no pensé que solo porque llegaras aquí fueran a ser amigos de nuevo, pero quizá se conocieran otra vez, se dieran la oportunidad.

—Andreas es... protector, no te preocupes, solo ya no coincidimos.

—Liza está preocupada, ¿sabes? Desde que... pasó lo de Iago, él cambió mucho. Es un chico muy reservado, según lo que me dice.

Evoqué las palabras de Daniel, de Mila. Sí, Andreas debía serlo a un grado muy profundo como para que eso fuera una manera constante de definirlo. Las palabras que me dirigió la mañana anterior aterrizaron en mi cabeza, dolieron de nuevo.

Andreas nunca fue alguien que hablara mucho de cómo se sentía, o cosas así, salvo conmigo solía ser juguetón, inquieto, pero no comunicativo, siempre preocupado, al pendiente, pero no era fácil que abriera su interior, comprendí repasando en silencio, frente a mi madre, un poco de nuestra historia. Casualmente yo tampoco y... cuando se fue, dejé de hacerlo, ni siquiera con Nataly me atrevía a hablar de mis sueños más locos, o mis ideas sobre algún tema, no era así, solo con él me sentía capaz de mostrarme y eso... dejó de ser, salvo papá que no preguntaba, solo de verme sabía, nadie había vuelto a ingresar en mi interior.

—Yo lo veo en la escuela bien, ma, habla con todos, estudia, es muy inteligente, ya sabes... Hace sus deberes, entrena en tres deportes a la vez. Quizá solo está cansando —busqué defenderlo sin saber por qué.

Ella asintió reflexiva.

—Sí, triatlón, sé que ha ganado varias competencias. Y lo que dices suena a un chico bastante activo, que no se le puede reprochar nada.

—Supongo que en casa puede ser otra cosa. No lo sé. Ya no me llevo con él como para decirte algo sobre eso —acepté apurando el desayuno.

—Tú lo ves en la comida, ¿come? —preguntó de repente. Bajé el cubierto, intrigada. Enseguida se sentó y sujetó mi mano—. No menciones esto, pero eso le agobia a Liza, dice que para lo que hace come muy mal, están preocupados.

—Sí come, yo lo he visto. Supongo que no es mucho, pero también pienso que debe nadar, correr, ir ligero, no lo sé, pero come —aseguré intrigada, recordando cómo ese primer día no planeaba hacerlo.

Lo que me une a tiTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang