Capítulo 30.

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Capítulo 30: Decisiones que duelen.

Lucas.

Esta noche cada vez está peor.

Desde el momento en el que Thea me dijo que me ama, desde el mismísimo momento donde me dijo que haría cual cosa por mí, sentí un gran peso caerme encima, porque sabía que no mentía, y que haría todo por mí, ese era el gran problema, que yo era un error que solo atraía a su vida cosas malas, problemas y momentos que no eran para nada buenos.

Y mi padre tenía razón, ella haría cualquier cosa por mí, incluso si esas cosas podían lastimarla o meterla en problemas.

Yo estaba podrido, y estar cerca de ella haría que poco a poco, ella también lo estuviera.

Ella no debe estar con alguien como yo, ni tampoco pasar por cosas por mí.

Debía tomar una decisión, y no sabía qué hacer. ¿Cómo detener algo que evidentemente ya estaba muy avanzado? ¿Cómo no había pensado lo que incluía estar con alguien como yo?

Thea no merecía estar pasando por cosas, y como si la vida hubiera tomado la decisión por mí, me envió otra situación para darme cuenta que mis problemas de alguna forma, aun esforzándome a que no la incluyeran iban siempre a terminar salpicándola.

Ella era lo único bueno que tenía en mi vida, lo único que no me traía problemas, mi lugar seguro y de paz. ¿Pero yo era eso para ella? Cuando estábamos solos todo era perfecto, pero no podía encerrarnos a ambos en una burbuja. Cuando naces siendo un imán para los problemas, no hay manera para detenerlo de un momento a otro.

Como si no fuera poco todo lo que estaba sucediendo en mi cabeza por las palabras de Thea, tenía a Edward frente a mí y ya lo conocía para saber que iba comenzar una pelea.

Y esta vez Thea estaba aquí.

—Me cansé de esto— me dice observándome con rabia— quiero que te largues, es lo único que va detener que me acerque a los tuyos.

Da un paso hacia mí, señalándome con uno de sus dedos.

—Esta es mi última advertencia, te largas o nos acostumbramos a hacernos la vida imposible— acerco mi cara a la suya demostrándole que no le tengo miedo— y ya sé quién es tu talón de Aquiles.

Thea. Lo sabía. Todos lo sabían. Ella era mi debilidad.

Suelto la mano de Thea, dándole un empujón a Edward que lo hace retroceder un poco.

No voy a responderle, solo puedo verlo acabado en el suelo, y siento la mano de Thea en mi espalda tratando de que me calme, pero no voy hacerlo.

Edward es rápido y me lanza un puñetazo que me hace girar el rostro, me lanzo a darle cuando la mano de Thea me toma del brazo.

Quisiera decir que me detuve. Y realmente quisiera creer que lo hice, pero el sonido del golpe en el rostro de Edward y el gritó de Ana, me hace reaccionar.

Me giro y puedo ver a la castaña en el suelo. Ella levanta la mirada hacia mí, y yo siento que me detesto más de lo que ya lo hacía.

Hugo y Ana la ayudan a levantarse y yo quiero acercarme, pero el golpe de Edward me recuerda porque ha pasado esto.

La rabia me consume y me siento sin control en cuando le devuelvo el golpe de una forma más fuerte, de pronto deseo pagar todo mi odio con él, deseando dejarlo en el suelo.

Edward me conoce al pelear, no es ningún tonto, y sabe que en este momento quiero acabarlo, por eso trata de esquivar tanto mis golpes cómo es posible, pero terminó dándoles unos cuantos puñetazos.

Experimentando el amor. (Libro 1 EEA)Onde histórias criam vida. Descubra agora