Extra de Fab y Eric.

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Fabiana.


Creo que me gusta.

Y eso es algo que me molesta de una forma que quiero lanzarlo por una ventana cada vez que lo tengo cerca.

Pero al mismo tiempo no puedo despegar mis ojos de él.

Así que en el fondo quizás no es un "Creo que me gusta Eric" y es más un "Me gusta Eric"

¿Me gusta Eric? ¿El mismo chico que parece regalar sonrisas a cualquier cosa que respira?

Sacudo mi cabeza tratando de olvidar estos pensamientos tan estúpidos, de ninguna manera me puede gustar ese chico, no tengo ni siquiera un poco en común con él. Tienen más en común un gato con un perro que ese chico y yo.

Y ni hablar de esa felicidad molesta con la que está siempre, solo pensar que puede ser así todo el día me da náuseas y me agota mentalmente.

No. Me. Gusta. Él.

Me quito los lentes y paso mis manos por mi cara frustrada.

Yo no puedo estar pensando esto, ni siquiera debería estar malgastando segundos de mi vida en algo tan tonto.

­—¿Algo te preocupa?— me giro de golpe encontrándome a Eric con su uniforme de deporte y sus cejas arqueadas.

Su cabello va despeinado y cae en su frente de una forma relajada sin ser un desastre, mientras parece que el uniforme ha sido hecho a una talla exclusiva para él.

¿Acaso lo he atraído con la mente?

Cierro los ojos y vuelvo abrirlos rápidamente, será mejor no pensarlo tanto.

Poso mis ojos en mis zapatos sin pensar en mirarlo, pero es obvio que Eric no se ira solo porque lo ignore una vez, o de hecho, ni siquiera si lo hago muchas veces.

—¿Algo que pueda hacer por ti?— se sienta a mi lado.

Suelto un suspiro.

—Si pudieras desaparecer, seria genial.

Usualmente si yo soltara algo como esto a otra persona se levantaría y se iría, o en todo caso me miraría de una forma extraña, de esa que te hacen sentir rara, pero con Eric nunca pasa eso, en cambio escucho su risa ronca.

Y algo en mi pecho se enciende, como electricidad sin poder detenerlo.

—No puedo hacerlo ahora, pero prueba pidiéndome otra cosa.

Me giro fijando mis ojos en los suyos, marrones comunes pero brillantes.

—¿Qué haces aquí?— sé que no he soltado la pregunta de la forma más bonita posible, pero Eric ignora eso.

—Te he visto y he pensado que necesitabas quizás un poco de dosis de alegría.

Frunzo el ceño y me sorprendo en cuanto lo veo llevar su mano a mi frente.

—No hagas eso— toma mis cachetes con sus dedos e intenta hacerme sonreír a la fuerza— siempre me pregunto cuanto debo esforzarme para hacerte sonreír.

Ladea la cabeza y suelta una risa rápida y fugaz antes de alejar sus manos de mi rostro.

Mira hacia las gradas y luego fija sus ojos en los míos.

—¿Sabes que es lo más curioso de eso?— ni siquiera soy capaz de abrir mi boca cuando él vuelve hacerlo— cada vez que me hago la pregunta por alguna razón siento que debe ser más y más, y esa idea me gusta.

Experimentando el amor. (Libro 1 EEA)Where stories live. Discover now