3. Anatawa Hitorijanai

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Todo comenzó... Cuando mi padre decidió qué sería mejor mudarnos a Nueva York.

Yo, por supuesto que al principio no quería.

¿Por qué deberíamos? Aquí no nos falta nada, es tranquilo, la comida de la abuela es de lo mejor y esta nuestra familia.

Me negaba a dejar a mis abuelos, a mi hogar, mis grandes momentos en esa casa, pero no tenía elección. Debía escuchar a papá, no me gustaba verlo triste, al menos, no desde que mamá murió.

Dicen, que algo dentro de él se apago desde que su esposa se fue y no volvió a ser el mismo.

No tengo muchos recuerdos de ella, tenía entre los 2 o 3 años cuando falleció. Pero mis abuelos siempre me decían que ella era una mujer bondadosa, que tenía su carácter y avances solía ser algo altanera.

Pero eso no cambia el hecho de que tenía una gran necesidad de ayudar a los demás.

Era lo que mantenía unida a la familia.

No paso mucho para empacar lo necesario, nunca me gustaron las despedidas.

Ver los rostros de mis abuelos fue horrible, me sentía culpable, apesar de que ellos me decían que no me preocupe y que aún estaríamos en contacto.

Solo pude asentir, también me despedí de los pocos amigos qué tenía en la primaria.

Fueron tan amables conmigo, al tener diez años no se me permitía tener un teléfono, perdimos el contacto y solo espero que todos ellos estén bien.

Tomamos el vuelo, fue la primera y única vez hasta ahora qué he viajado en avión. Fue tan aterrador al principio, pero la increíble vista que ofrece la ventana me maravillo y me hizo olvidar qué estaba a cientos de kilómetros del suelo.

Al llegar, fue algo aburrido, ya qué papá debía completar algunos documentos, yo solo esperaba en el pasillo mientras el obtenía algo llamado "Green Card", que es una especie de papel que acredita la legalidad de nuestra estancia en el país.

(Una disculpa si la información que doy es errónea, no se mucho sobre ir de un país a otro).

Ya cansada, termine dormida en las sillas, con nuestro equipaje a un lado, para que al despertar, me encontrará sobre un colchón y con una sabana sobre mi.

Papá entro, esperándome para cenar, pizza con jugo de naranja.

En esos días, nos dedicamos a desempacar todo en nuestro nuevo hogar. Para después, buscar una escuela.

Tener ese dolor en el estómago no me gusta, estar rodeada de extraños, agregando qué me da algo de pena mi inglés.

Se hablar, leer, escribir todavía se me dificulta, pero aveces mi pronunciación no es muy buena. Y me confundo en algunas palabras al hablar.
Los nervios me consumen y me trabo o mezclo palabras en inglés con español.

Temo qué ellos se burlen de mi, como en mi antigua escuela.

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Ya han pasado dos años, ahora tengo 12.

Dos años y no he podido hacer un amigo. Solo llegamos a intercambiar un par de palabras pero hasta ahí. No se llega a nada. Solo son conocidos.

¿Será acaso qué no me quieren por ser de otro país?

¿Es por que mi piel es ligeramente más oscura qué la de ellos?

¿Por qué tengo que soportar esta extraña sensación cada vez que entro a clase o cuando participó?

Si antes creía que la primaria era difícil, la secundaria fácilmente puede superar eso.

Ninjutsu, pizza y amor - Rottmnt Leo x LectoraWhere stories live. Discover now