¿JUICIO? (CAP 29)

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Cómo ángel estaba prohibido maldecir, y más aún en el cielo. Aziraphale se conformo en morder su almohada, le dolían sus alas, tenía tiempo que no las asicalaba, podía hacerlo solo aunque tardará horas y no sería eficiente, sin mencionar que ya no tenía privacidad en su librería, compartía cuarto con Crowley.

Toc toc
La puerta sonó

La puerta se abrió, por suerte Aziraphale tenia tiempo de guardar sus alas, así nadien las vería.

Sariel entro a en la habitación del rubio dudoso, ¿Aziraphale estaría durmiendo o despierto? ¿Se enojaría? Lo encontró sollazando en su cama.

- ¡Aziraphale! ¿Qué pasó? - Alcanzo al rubio, con sus ojos busco una herida visible - ¿Que te duele?

- N-nada... Solo me descuide.

- Tranquilo, iré por Gabriel - ofrecí Sariel

- No, eso no... Estoy bien

- Pero tu necesitas atención médica

- ¿Hay algún médico que me atiendan? - preguntó Aziraphale

Silencio

- ¿No? Me lo esperaba...de cualquier manera terminarían dándome el medicamento que hize ya hace tanto tiempo. Solo necesito dormir...

- ¿Puedo ayudarte con algo Aziraphale? Puedes confir conmigo

Aziraphale dudo, acepto después de pensarlo por algunos segundos

- Si... Ve a mi armario, en el 3 cajón a la izquierda hay un medicamento, darmelo.

Sariel obedeció, encontrando dicho frasco de vidrio fechado en 1916

- No es nada nocivo para la salud - examinó su contenido agitando el contenido - ¿Verdad?

- ¿Me crees capaz de suicidarme?

- ... Yo, no sé... Si algo te pasa...yo sería culpable por... Cómplice de asesinato y... Perdería a mi mejor amigo, después de eso ya no tendría ganas de nada.

Miro a Sariel, no como un Serafín, se vió reflejado dentro del Bentley, el años 1956, era como verse al pasando, vio sus ojos y al igual que esa vez, que tenía por su vida. Se sintió feliz al saber que contaba con Sariel como amigo, sabiendo que él se preocupaba más por su seguridad, como él se preocupo por Crowley al entregarle el agua bendita, se preocupo más por la seguridad del rubio que por la suya. Sintió empatía y un sentimiento extraño. Solo Sariel lo entendí, aunque el rubio tardo en darse cuando de eso.

- Tranquilo, no es nocivo... Sabe feo al igual que eficiente.

- Bien, toma poco para prevenir - le entrego un cuchara con el frasco.

- Gracias Sariel - hizo una mueca causando la risa del serafín. - Ya me siento mejor, gracias pero ¿Que haces aquí? ¿Paso algo?

- No, solo quería saber si querías dar un paseó, veo que es mejor posponerlo.

- Eso temo, pero descuida será en otra ocasión.

- Ah, también vine a darte esto, perdón por no dártelo pero... Olvide que lo tenía, creí que te lo había devuelto.

Sariel le entrego un libro en perfectas condiciones

- Lo he estado buscando, veo que tú lo tenías

- Si, me lo distes en 1910...

- Francia - interrumpío con una sonrisa - ya recuerdo, querias algo para leer en tu estadía en el cielo.

- Exacto, dijiste que esté libro era algo largo y si lo es pero que también tiene muchos temas humanos.

A TU LADO YO ESTARÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora