V E I N T I S I E T E

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EMILIO

—Ten sexo conmigo una última vez, entonces aceptare tu disculpa y te perdonare —dije, por lo que el quedo enmudecido

Al principio su mirada era tan clara como el agua, su cuerpo e incluso su gesto me eran fáciles de leer. Ahora, eso se ha borrado por completo, sus métodos han cambiado, pero no a mi favor y eso me parece tan agobiador que me hace enfadar.

Con el gesto y la voz decididos, me miro y dijo:

—Seguro. No habrá problema —respondió inclusive con hastió en la voz —Tengamos sexo

¿¡Que piensa que hace hablándome de esa manera!?

Su seguridad solo logro avivar el enojo que creció en mi interior. Estaba más que enfadado, estaba fúrico.

—Bien, vamos ahora mismo —ordene al tiempo que me daba la vuelta para retomar mi caminar

Mis dientes se apretaron tanto, que la mandíbula estaba espantosamente tensa. Mis ganas por gritarle iban en un aumento insano, sin embargo, me contuve ya que no quería causar ningun disturbio en la vía pública.

A consecuencia de esto, mis labios seguramente estarán sangrando y el interior del forro del bolsillo del pantalón estará por completo arrugado, después de la gran fuerza que ejercían mis manos empuñados sobre este.

Los pasos detrás de mí eran suficientes para indicarme que en efecto Joaquin me seguía el paso.

Llegamos a mi auto y subimos a él. En ese momento fue como si nada, en absoluto, hubiese cambiado entre nosotros y retomáramos el viejo habito.

El en mi auto. Yo conduciendo. ¿Nuestra dirección? Un hotel. ¿Y nuestro destino? Tener sexo.

Así inicio, así paso y así terminara.

Tras varios minutos conduciendo, llegamos a un motel. Estacione el auto y ambos salimos del carro, siempre consumidos por el silencio ante la falta de una conversación atractiva. Pague la habitación más grande que tenían disponible. Subimos al elevador, con el itinerario de lo que haríamos bien fijo y sin interés en cambios de último minuto.

Las puertas de acero se abrieron de par en par, el salió y enseguida yo.

Tan pronto ingresamos a la habitación Joaquin se fue a dar una ducha, mientras tanto, yo reposaba tranquilo sobre la cama cubierta del blanco edredón, sin ropas más que mi bóxer. Recargue mi espalda contra el respaldar de la cama, aplastando ambas almohadas de diferentes tamaños proporcionadas por el motel. Ambos brazos me sirvieron de soporte para mi cabeza.

Entre el silencio, solo se escabullía el sutil sonido del agua impactando contra el piso de la ducha. Aquel ruido me hizo sumirme mas en mis pensamientos inquietos.

Tan solo había dicho eso para ver su reacción, no esperaba que esto realmente sucediera. Este era un lado de Joaquin que nunca había conocido. El solo dijo lo que quería y se fue, como si ya no le interesara más, de cierta forma, ese fue el Joaquin que quise desde el principio.

Pero entonces ¿Por qué ahora ...?

Mi pensamiento fue interrumpido por el chico de castaño cabello ondulado y ojos cafés brillantes, que salió del baño cubierto con una bata de baño.

El aún permanecía sin poder mirarme.

—Solo tengo que hacerlo una vez ¿verdad?

—No lo sé, depende de cómo lo hagas —espete

¿Por qué esto me está molestando tanto?

Joaquin se encamino en dirección a la cama, donde yo me encontraba recostado, ante esto me reincorporé. El tomo asiento al filo del lecho, yo me acerque con la clara intención de quitarle la bata de baño y descubrir su cuerpo.

Mr. Lust || Emiliaco [Terminada]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang