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La época navideña ha llegado.

Las calles se encuentran repletas por personas corriendo de aquí para allá en busca de regalos, coloridas decoraciones por todos lados y grupos de niños cantando villancicos.

En aquel lugar concurrido, Sano Manjiro espera a cierto joven de azulinos ojos. La helada brisa mueve sus dorados cabellos, mete sus manos en los bolsillos de su abrigo y hunde su nariz en aquella rojiza bufanda, una pequeña sonrisa se forma en sus labios.

─¡Mikey-kun!

Ahora su sonrisa es mucho más amplia.

─L...lo si...siento mucho... ─Apoyado sobre sus rodillas intenta recuperar el aire, disculpándose por llegar tarde. ¿Cómo pudo confundir la alarma con el reloj?

─Kenchin se va a enojar mucho ─Dijo con cierto tono de burla. El ahora pelinegro -desde hace algún tiempo que dejo de tinturarse el cabello- sintió un pequeño escalofrío al imaginarse al de tatuaje regañándolos por impuntuales.

Tres años han pasado y el Hanagaki se ha vuelto muy cercano a todos los amigos de Manjiro, es por eso que han quedado en pasar la noche de navidad juntos. Este año los dos son los afortunados en hacer las compras para la cena.

─No te preocupes, se le pasa rápido ─Alzó sus hombros restándole importancia­─ Vamos, Takemicchi ─Tomo la mano del menor.

Días después de su encuentro con Takemichi, Mikey reunió a todos los integrantes de la ToMan con el propósito de nombrar al próximo líder, Kisaki Tetta. Pocos fueron los que se opusieron ante la decisión del Sano; sin embargo, el de lentes rechazo de inmediato la oferta alegando que ya desperdicio muchos de sus valiosos años con pandillas. Además, estaba seguro que Mikey lo haría trabajar hasta el cansancio eliminando pruebas que los incriminaran. Él también merecía un descanso. Por tal motivo y, sin tener alguna otra opción, Manjiro disolvió ToMan.

─Mikey-kun ¿Tienes la lista?

─Creí que tú la tenías

─Ay no, ¡Draken-kun nos va a matar!

El pelinegro comenzó a sudar nervioso y Mikey... Bueno Mikey fue guiado por el olor de pan recién horneado. Sin saber exactamente qué comprar, los dos hombres decidieron guiarse por sus instintos y también, por si acaso, fijarse en los carritos de alguna señora.

─¿Esto es lechuga o col? ─El rubio preguntó sosteniendo ambos vegetales.

─¿Lechuga? ─Confuso ladeó su cabeza.

─Las dos son coles ─Un empleado que se encontraba acomodando ciertos productos, decidió intervenir al notar en el lío que ambos chicos se encontraban.

Continuando con su labor, llegaron al área de dulces. Los ojos del rubio brillan con emoción, corriendo como un niño pequeño se acerca a los estantes.

─¡Mira Mitcchi, galletas de animalitos! ─Grito feliz─ ¿Podemos llevarlas?

Takemichi soltó un pequeño suspiro, sabe que no puede negarse ante la tierna mueca del mayor. ─Supongo que sí

Estuvieron paseándose por el lugar durante varios minutos, el de ojos oscuros se cansó y sugirió robar un carrito que ya tuviera todo, por supuesto Takemichi no lo permitió. Cuando encontraron todo lo necesario, según ellos, rápidamente pagaron y salieron del local.

Pasaron por el parque, ambos aun tomados de las manos. Observando a un chico cediendo su bufanda a su acompañante, un recuerdo valioso viene a la mente del Sano.

─Esto me recuerda a nuestro primer encuentro ─Soltó inconscientemente

─¿Nuestro primer encuentro? Pero si nosotros nos conocimos en el parque de diversiones y fue mucho después de navidad.

Yakuza está enamoradoWhere stories live. Discover now