Capítulo V

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    —¡Ah! ¡Ten cuidado, Freddy!

    —Si no dejas de moverte, el dolor no disminuirá, Gregory.

    El niño me miró muy enfadado, mis manos sostenían su pie a medio vendar con un trozo de tela viejo que encontré en el departamento. No me gustaba escucharlo quejarse, desafortunadamente, no podía hacer nada para aliviarlo.

    —Menos mal que tienes implementado ese programa de primeros auxilios en tu sistema —comentó. Las pucheros de su infantil rostro soportando los bruscos movimientos del vendaje me resultaban bastante cómicos.

    —En el Pizzaplex, los niños solían accidentarse muy a menudo, la enfermería no siempre estaba al alcance de todo el público, a veces debíamos improvisar.

    No dije ninguna mentira.
En aquel lugar no existía un día donde no hubiese algún tipo de problema, y no solo involucrado con niños.

    —Debieron de haber muchos accidentes el primer año.

    —Sí... y los siguientes.

    Continué con su tobillo hinchado. Los hematomas alrededor de este eran mi más gran preocupación, esperaba que no tuviesen consecuencias graves.

    —¡AY! ¡Basta! ¡Me duele! —chilló dolorosamente.

    —¡Lo siento!

    Lo peor había terminado. Realicé un nudo resistente para evitar que se desatara. Su hueso no debía exponerse a una fría temperatura, eso no sería bueno para su sanación.
El tobillo no mejoraría a menos que recibiera el tratamiento adecuando con los materiales adecuados... Materiales con los que desgraciadamente no contábamos.

    —Debes reposar, el descanso es muy importante para reponer fuerzas —lo alenté a acostarse nuevamente en el viejo sofá.

    —No sé cómo una siesta puede ayudar a curar —murmuró con desánimo.

    —No lo curará... pero calmará el dolor.

    Terminó por darme la espalda y proceder a dormir. Supuse que mi respuesta tan pesimista no benefició en su autoestima.

    Me alejé, lo mejor era no molestarlo. Su estado de ánimo empeoró desde el día de ayer. No me parecía un buen plan atormentar su tranquilidad. Los niños de su edad deben dormir de 9 a 12 horas diarias, además de una alimentación balanceada donde se incluyan tanto vitaminas como minerales.

    Nuestras raciones de comida son muy limitadas actualmente. Con Gregory incapacitado, es ahora mi deber velar por la seguridad de ambos.

    ¿Qué hacer? ¿Robar?

    Ese tipo de acciones no estaban en mi sistema, no era ejemplo que los niños debían seguir de mí, al igual que las mentiras y hacer trampa.

    Necesitaba sincerisarme conmigo mismo, aceptar de una buena vez que lo que hago es por una buena causa.

    Gregory lo valía, él es mi nueva razón de ser. Jamás permitiría que sufriese algo malo a consecuencia mía.

    Me vestí adecuarme para mi siguiente acción. El suéter grande comenzaba a estar cada vez más sucio, una buena lavada no le vendría mal. Los pantalones rasgados eran mi único camuflaje, nadie debía sospechar de alguien con unas pintas así. Mi apariencia se asemejaban más a la de un vagabundo con problemas de drogas.

    O eso opinaba Gregory al respecto.

    Tomé nuestra mochila, hoy me haría mucha falta. Mi estómago tiene un espacio bastante limitado para objetos, y dos latas de sopa no son suficientes como para saciar el hambre de mi pequeño niño. De igual manera, la comida es otro de mi objetivos a alcanzar.

El Dilema De Freddy FazbearWhere stories live. Discover now