capítulo 9

641 72 10
                                    

Tenerlo entre mis brazos, inofensivo, me hizo querer molestarlo un poco

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Tenerlo entre mis brazos, inofensivo, me hizo querer molestarlo un poco. Le palmeó la espalda y siento como sus brazos presionan mi cintura.

– Cariño... – su cabello acariciaba mi cuello, a su vez que podía percibir un aroma floral

– No sabía que te gustara perfumar tu cabello –

– yo... quería... – note que sus orejas se pusieron rojas, por impulso mordí levemente una

– hmn –

Me separé su rostro de mi hombro – Si sueltas un gemido, no podré controlarme – verlo en aquella posición, sentado sobre sus rodillas, su rostro con lágrimas recorriendo su mejillas y no podía ignorar ese sonrojo, mi mente imaginaba tantas formas de marcar su piel – Será mejor que volvamos... –

– Espera... – sujeto mi mano, sus iris estaban brillosos, conocía ese brillo y sabía lo que significaba – No quiero regresar... no puedo... –

Mire entre sus piernas y note la erección que se asomaba al inicio de su pantalón.

– Te ayudaré –

Ver sus labios pronunciar aquellas palabras hizo que un calor recorriera mi cuerpo. Su boca se acercó a la mía, nos fundimos en un beso abrasador, se separó y bajo su rostro hasta mi entrepierna, me sorprendió lo bien que se sentía. Su lengua hacía círculos alrededor de mi glande mientras con sus manos subía y bajaba.

Sujete su cabello a un costado para verla. El ritmo que marcaba era lento hasta que de forma inconsciente movía mis caderas para aumentar aquella sensación extraña que recorría mi cuerpo.

– hmn~! – estiré mi cabeza hacia atrás. Mi mano presionó aún más, hasta que liberé toda mi esencia en su boca. Su rostro estaba oculto por su cabello, así que no podía ver su reacción.

– Ailati ... – Se paró repentinamente y se sentó en mí. Con su mano corrió su cabello a un costado, ambos estábamos decididos. Yo quería hacerla mía, marcar y descubrir cada parte sensible de su cuerpo, recordar cada rincón de ella y ella quería hacer lo mismo que yo.

– No quiero parar ... –

– Entonces no tiene por que terminar ... – ella movía sus caderas, sintiendo como su humedad empapaba más mi erección. Gire su cuerpo, dejándola en cuatro. Sujete sus manos con un trozo de tela.

– Tanto te moja que sea yo quien te toque – inserte un dedo sin esperar respuesta suya, quería probar su sabor, tal como ella había hecho conmigo.

– ah~! – mi lengua recorría de arriba hacia abajo, introduje un segundo dedo y sus gemidos se hicieron más fuertes.

– Por... favor... – su cuerpo empezó a contraerse otra vez. La levante y apoye su espalda sobre un árbol.

Su rostro y cuerpo calientes como el mío, su blanco dejaba ver lo sonrojada que estaba. Mordí sus pezones que se ponían cada vez más duros.

– Por favor... quiero llegar... –

La intrusa de la película Onde histórias criam vida. Descubra agora