PUNTO BLANCO

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Capítulo 29

Me sentía extraña. La ansiedad me recorría mientras estaba tendida en la camilla con mi camisa levantada y el médico esparcía un gel frío y pegajoso sobre mi abdomen. Leo tenía mi mano derecha sujeta mientras Ana me sujetaba la izquierda, Maicol la tenía sujeta a ella y la escena era realmente cómica.

El consultorio se sentía diminuto con tanta gente dentro, pero lo agradecía, tenerlos a ellos aquí era más de lo que hubiera pedido, me ayudaba a concentrarme en algo más que en la sensación de soledad que me embargaba al recordar que quien debería estar aquí era Alec, no ellos. Pero de alguna forma tenerlos a ellos tres aquí dándome su apoyo se sentía correcto.

Nunca olvidaré este gesto de los tres.

—Bien, aquí en la pantalla podremos ver cómo se va formando el feto y cuantas semanas de gestación hay — asentí nerviosa mientras él colocaba un aparato que se deslizaba haciendo presión en mi abdomen — aquí está — dijo luego de algunos segundos — esa pequeña bolita es el feto.

Miré el pequeño punto desigual en la pantalla. No era un punto exactamente redondo, era algo ovalado, diminuto que tenía mi corazón latiendo a mil.

—Está alrededor de la semana seis casi siete — me dijo el médico — hasta ahora todo parece normal con la formación del bebé, sin embargo me llama la atención lo fuerte que ha estado experimentado los síntomas para tan pocas semanas — él continuó moviendo el aparato en mi abdomen.

—¿Eso es malo? — preguntó mi hermano que continuaba sin soltar mi mano.

—No necesariamente, sin embargo me gustaría monitorearla cada tres semanas con el fin de asegurarnos que todo siga marchando como se debe — asentí — necesito, majestad que continúe tomando las vitaminas y suplementos, este bebé parece que será grande y aunque usted no es una mujer pequeña es primeriza y esos suelen ser los más complicados.

—Claro doctor.

—Me gusta que hoy al menos le veo mejor semblante, la palidez ha ido desapareciendo y parece menos cansada.

—Me siento mejor — sonreí — me han estado cuidando mucho en casa, no me puedo quejar — sonreí a mi amiga y pensé en Nhora.

—Eso está muy bien. Sería bueno que caminara unos diez a veinte minutos ya sea por los jardines o un lugar fresco, el ejercicio ayudará sin embargo nada demasiado fuerte — asentí — trabajar no es malo siempre y cuando sean jornadas adecuadas y nada muy pesado, sobra decir que alejarse de situaciones de alta tensión es primordial y al síntoma más leve de que algo no va bien enseguida mandarme a llamar, yo acudiré de inmediato, no es necesario que usted venga hasta aquí — sonreí agradecida.

—Tranquilo doctor, nos aseguraremos de que mi terca hermana se mantenga juiciosita — respondió mi hermano.

—¿Puedo viajar cortos trayectos? Tengo pensado pasar un par de semanas en el ducado de Somerbroce con mis padres, eso está a una buena hora de aquí, ¿Hay algún problema con eso?

—Para nada, siempre y cuando el trayecto no sea demasiado largo y siga todas las indicaciones no hay ningún problema con que se desplace a distancias cómo esa e incluso mayores, por ahora no hay signos de un embarazo de alto riesgo así que no hay cuidados demasiado especiales respecto a eso — suspiré agradecida mientras del doctor limpiaba el gel de mi abdomen con una toalla húmeda — ahora voy a dejarlos unos momentos solos mientras traigo la receta.

El médico salió y en cuestión de segundos Ana estaba gritando.

—¡Mira Mai, el bebé de la reina! — chilló emocionada.

Ríndete a Ella (LIBRO 2) Where stories live. Discover now