FELICIDAD (PARTE II)

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Capítulo 51

Lo miro sin entender bien por qué quiere que quite su guante, pero no discuto y en cuestión de segundos comienzo a deslizar el guante negro de su mano. No me toma mucho tiempo notar la explosión de color que empieza a revelarse en su piel desnuda.

— ¡Alec! — toda la mano está tatuada. Una brújula negra con una explosión de acuarela dentro y alrededor, donde deberían ir las letras de ubicación no hay nada, solo en donde debería ir la N de norte hay una L.

—No está terminado, por ahora solo hay una L en donde va el norte, tú eres mi norte Leia, desde que llegaste a mi vida has puesto todo de cabeza, pero extrañamente todo tiene más sentido desde que es así. El resto de espacio es para nuestros hijos, si tan solo se dignaran a dejarse ver en la ecografía podría haberlo terminado — me río mientras las lágrimas corren.

—Pero son cuatro puntos cardinales, con los niños y yo solo cubren tres — observo mientras trazo las líneas del tatuaje con mis manos.

—Bueno, no sé, quizá en un par de años podamos agregar uno más a la lista de hijos — en este punto soy una mar de lágrimas.

Sollozo por lo que eso implica. Su aceptación definitiva a la idea de ser padre, de querer ser padre y planearlo no serlo de forma inesperada. Con ello me está dando el mayor regalo que podía esperar de él.

—Definitivamente hay que agregar uno más para terminar ese tatuaje — me río mientras le echo los brazos al cuello y le abrazo — Es precioso Alec, me encanta.

—Adam me mandó al mejor, esta semana estuve muy ocupado planeando todo.

— ¿Por eso me enviaste a donde mis padres?

—En parte, sí. Pero aun no término — se aleja dos pasos de mí y se quita el abrigo de prisa, la camisa le sigue y me llevo las manos a la boca cuando observo en su pectoral izquierdo la base de mis ojos tatuados.

—Cielo santo Alec — me río mientras avanzo hacia él — estás loco — trazo las líneas del tatuaje con mis dedos y admiro embelesada la forma en la que el verde y el miel contrastan con su preciosa piel, debajo del tatuaje hay una cicatriz pero casi no se nota debido a que toda la atención se mantiene en el par de ojos expresivos.

—Nunca voy a olvidar el miedo en tu rostro cuando te pedí que me revelaras tus ojos reales. Notaba tu aprehensión, era palpable lo mucho que te acomplejaba esa extraña combinación, pero Leia — sus dedos sostienen mi barbilla haciéndome mirarlo a los ojos — nunca vi nada más hermoso que tu rostro desnudo Leia, fue ahí cuando me di cuenta que no podía soltarte nunca, ni aunque quisiera — el aire escapa de mis pulmones y boqueo como idiota intentando centrarme.

—Dices que no eres romántico, pero dices cosas como esas Alec y yo... Dios, te amo — él se ríe antes de besarme y me fundo nuevamente en él.

—No soy romántico, pero tú mereces que me humille de esa forma en ocasiones — me río y lo beso de nuevo — aun no acabo, vamos.

—A donde sea que vayamos por amor a todo lo bueno ponte la camisa.

— ¿Por? No está haciendo tanto frío.

—Por eso mismo, le derretirás las bragas a todas las que te vean así por el pasillo — la carcajada que suelta es monumental, pero no me río, lo digo enserio — Alec, no es una broma, no soy ciega, todas te comen con la mirada, incluso los chicos, solo has un favor y compórtate — el niega aun risueño pero obedece.

Se coloca la camisa y la abrocha solo hasta la mitad. Lo sigo sintiéndome más segura ahora. No desconfío de él, ni de las chicas en realidad, sé que ninguna se atrevería a hacer un movimiento hacia Alec y no, no tiene nada que ver con el respeto hacia mí, es más por el miedo de que Alec las incinere por faltarle el respeto de esa forma. Aun así me siento más segura con mi esposo envuelto en ropa. Para nadie era un secreto que todas se reunían en puntos estratégicos para espiar a Alec mientras entrenaba con los chicos en el patio, no las juzgo ni culpo, pero sigue sin gustarme.

Ríndete a Ella (LIBRO 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora