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Tony Stark se enamoro de quien menos esperaba, eran como el agua y el aceite. Cuando conoció al Hechicero Supremo no pudo evitar sentir atracción hacia el. Aunque eso no recompensaba que cada vez que se miraban se fulminaban con la mirada y terminaban discutiendo por cualquier tontería.

Un año después se confesaron el amor que nació del odio que supuestamente se tenían. Eran felices y congeniaban muy bien, el tiempo pasó rápido y ellos convencidos decidieron dar el siguiente paso en su relación: casarse.

Pequeñas peleas tenían al día pero lo llevaban bien. El Hechicero supremo comenzaba a comportarse raro, comía más de lo habitual  y lloraba por cualquier cosa, Stark al ver el comportamiento de su esposo comenzó a sospechar más no le dio importancia, al contrario le estaba comenzando a gustar pues pasaba más tiempo con su esposo y le cumplía cada caprichoso que el pedía.

Hasta que el día que menos esperaba llegó.....

—Estoy embrazado.

Esas dos palabras fueron suficientes para que Stark cayera inconsciente.

No estaba preparado, no quería ser padre. Nunca estaría listo para una responsabilidad tan grande se repetía constantemente. Hasta que la vio por primera vez, tan pequeñita e inocente que quedó totalmente enamorado, todos sus miedos e inseguridades se fueron en ese momento. Todo lo que hacía lo pensaba por el bien de su esposo e hija, eran lo más importante en su vida y no sabía que haría si les llegara a pasar algo, incluso daría su vida por los dos amores de su vida.

—¡Papi ya llegaste!-Se abalanzó contra su padre para darle un gran abrazo.

—Mi bebé, ¿están listos?-Tony cargo a su hija para entrar a la casa y encontrarse con su esposo.

—Cariño que bueno que llegas, estaba pregunté y pregunté cuando ibas a llegar.

Tony se acerca a Stephen para plantar un casto beso en sus labios. Morgan al verlos hace una mueca y se tapa sus ojos.

—Se me hizo un poco tarde pero aquí estoy, ¿ ya tienen pensado a donde iremos ?.

—Por hamburguesas papi.

Stephen rodó los ojos al ver a su esposo e hija, no había duda de qué lazo compartían. Aquello le irritaba un poco a él, pues el fue el quien la cargo nueve meses en su vientre para que fuera una copia exacta de su padre Tony. Varias veces se quejaba de que todo lo que le pidiera su hija se lo compraba, y el ponía la típica excusa de que era imposible negarse a su bebé.

Los vengadores se burlaban de Stark porque todavía le decía así a su hija pero a pesar de que tiene 8 años, siempre será para el su bebé.

—Lo que pida mi princesa-Le regalo una hermosa sonrisa a su hija.

—Lo que pida mi princesa-Le regalo una hermosa sonrisa a su hija

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Después de pasar un día en familia al llegar a casa Tony y Morgan desaparecieron de allí. El mago supremo negó sonriendo para hacer la cena.

Away from homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora