Capítulo 2

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-El niño sigue dormido, ya está la leche en los biberones, solo hay que calentarlos. En unas horas llega Betty, puedes poner la tele...- dije antes de ser interrumpida por mi padre.

-Hago esto desde hace más de un año, sé que sebo hacer y como se hace-

-Si, lo sé papá, y gracias por todo-

-Ahora vete, se les hace tarde-

Tomé mis llaves y mi bolso. Aún trabajaba en mi puntualidad, ya estaba mejorando, pero a veces me seguía quedando dormida. Y al contrario de mí, Claudia ahora era la más impuntual del mundo.

Ahora entendía porque Alexander me presionaba para estar lista a tiempo.

Ella bajó corriendo y tomó rápidamente su vaso de jugo.

-Nos vemos en la tarde, Alfonso- se despidió ella.

-Nada de quedarte dormida en la oficina, Claudia- respondió él.

Ellos dos se amaban, tenían una muy buena relación. Eran mejores amigos.

Yo dejaba a Claudia en su trabajo, pues seguía ahorrando para comprarse un auto. Me quedaba de camino, y de regreso también la recogía. Salíamos a la misma hora, por lo tanto, ella tenía que esperarme quince minutos.

-Que te vaya bien- grité.

-Igual-

Ella se acercó a la entrada del pequeño despacho donde laboraba, y yo emprendí mi viaje hacia mi trabajo.

Al llegar, me estacioné en el supermercado y me dirigí a la entrada de empleados.

-Buenos días Elena- saludó la señora Linda, jefa de área.

-Buenos días- dije sonriente.

-Ryan te espera en su oficina- notificó.

Ryan era el gerente actualmente. Se apiadó de mi al saber que nadie me quería contratar y tenía que mantener un hijo. Tenía poco que su familia había llegado al pueblo, por lo tanto, no conocía mi historia, ni los rumores que se decían sobre mí, y los pocos que sabia, no los creía. Eso provocó el rechazo de distintas personas.

Todo se había complicado después de la muerte de Dylan.

-Gracias- respondí.

Caminé a su pequeño despacho.

-Dichosos mis ojos que te ven- dijo al verme entrar.

Sonreí ante su comentario.

-Son dichosos todos los ojos que me ven- contesté.

-Sigues siendo igual de modesta-

Dejé mi bolso en su escritorio.

-Hoy se tiene que hacer la publicidad para la temporada que viene. Ya casi es fin de año, y eso implica muchas ventas- explicó sentándose en su silla.

-Trabajaré esta semana en eso, y en las actividades que se harán con los empleados, también haré los comunicados de los siguientes días- respondí.

Me dio una sonrisa sincera.

-Fue una buena decisión contratarte-

-Lo sé-

Recogí mis cosas y me dispuse a salir de ahí, pues tenía mucho trabajo por hacer. Pero la voz de mi jefe me detuvo.

-¿Cómo está Rafita?-

-Bien- contesté -Cada vez es más grande y pronto dejará de ser mi bebé-

-Ambos sabemos que siempre será tu bebé- comentó burlón.

Siempre Contigo #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora