Capítulo 8

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POV ALEXANDER AMBROSETTI

Me encontraba mirando por la ventana, y veía como las personas pasaban rápidamente mientras las nubes me seguían. El sol iluminaba fuertemente el día, pero eso era lo que menos me importaba hoy.

En menos de 24 horas habían pasado muchas cosas.

Comenzando porque había visto a Elena a menos de 10 metros de mí. Puse atención a cada uno de sus movimientos, la manera en que se movía lado a lado mientras caminaba alejándose de ahí. No pude moverme unos minutos. Mi mente seguía intentando procesar que mi ex esposa estaba en el mismo lugar que yo.

Desde lejos pude ver que ya no era la misma mujer impuntual, distraída y desorganizada. Su aura ya había madurado, y eso le asentaba de maravilla. La contemplé unos segundos, y parecía adolescente embobado, pero solo me bastó con mirarla.

Al final, fui un cobarde que corrió del supermercado sin comprar absolutamente nada. Me aterró la idea de encontrarme con ella frente a frente en otro pasillo. No sabía que decir o como actuar. Parecía un ratón huyendo de un gato.

Una vez en mi auto, respiré intentado calmarme. No sé cuánto duré ahí metido, pero fue el tiempo suficiente para que ella saliera de hacer sus compras.

Cargaba una bolsa con una mano y con la otra bebía de un jugo.

Se veía tan hermosa, y aunque no había podido apreciarla de cerca, sabía que seguía igual o más preciosa.

Estuve a punto de bajarme a ayudarle o llevarla, pero mi teléfono me hizo mirar a otro lado.

Una llamada de Anna apareció en la pantalla.

Colgué el teléfono y volví a enfocar la mirada enfrente, pero ella ya no estaba.

Maldije y regresé a casa. Para mi sorpresa, mi novia ya había pedido de desayunar y solo estaba esperándome.

El día fue más largo de lo que yo hubiera querido, pues, aunque quise enfocarme al trabajo pendiente, mi cabeza estaba en otro lado. Ni siquiera me percaté de cuando Anna había abandonado mi departamento.

Al caer la noche, quise olvidar todo intentando dormir, pero también me fue imposible.

Eran enormes mis ganas de verla, saber que había hecho de su vida y como estaba. Deseaba poder, aunque sea intercambiar un "hola" con ella.

Entonces, a las 4 de la mañana fue cuando me decidí a buscarla. Alguien tenia que saber algo, ella no había desaparecido de la faz de la tierra.

Me levanté de mi cama y comencé con la búsqueda. Hice llamadas, busqué contactos, pedí favores y finalmente, tres horas después, di con un nombre.

Maria Castellanos.

Una periodista nueva en el medio, poco conocida, pero muy recomendada.

Supe que ella me había pedido unas entrevistas, y las había rechazado, y por alguna razón se había enganchado en nuestra historia. Entre los artículos de chismes que hablaban de nuestra relación, aparecía su nombre. Ella tenía que saber algo sobre Elena, o eso quería creer.

Por lo que supe, había salido toda la semana pasada, pero hoy llegaría de nuevo a la ciudad.

Con esta información había podido dormir un poco. Solo 2 horas, pues a las 9 am, ya estaba de pie buscando que ponerme.

Esa era la historia de cómo había terminado en mi auto directo a su oficina.

Al llegar al pequeño edificio, bajé rápidamente. Necesitaba respuestas lo antes posibles.

Siempre Contigo #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora