La cueva de las rocas violetas Parte I

12 3 1
                                    

Una larga subida acompañada de incómodo cansancio. Un pensamiento algo aburrido cruza por su mente. Ruidos extraños que no ayudaban a la mente. Varios dragones se veían volando por los cielos. Fuentes de agua a lo largo del camino. Y la llegada al destino estaba ahí no más.

Todos esos defectos eran lo que pasaba por la mente de Sergio, un cansancio que sentía al subir esa enorme montaña, porque sabía que tenía que hacer un entrenamiento de magia bastante aburrido.

Al llegar a la cima de la montaña, las chicas se dirigieron a su respectiva roca de entrenamiento para comenzar a hacer movimientos para canalizar su mente, con el fin de hacer bien el paso uno. Sergio también hizo lo mismo y copiaba todos los movimientos de las demás. Todo, para concluir el aburrido entrenamiento en el menor tiempo posible.

Luego de varias horas de la mañana, llegaron a un punto de estar alrededor de tres horas haciendo los mismos movimientos encima de esa roca, hasta que Sergio decidió hablar porque ya estaba cansado de hacer lo mismo durante el resto de las horas.

-¡¿Oigan, no haremos algo más entretenido este día?!- Hablaba algo agotado.

-Hasta que no aprendas a canalizar tu mente, no aprenderás nada entretenido, porque no te saldrá ningún hechizo- Hablaba Samanta con una voz tranquilizadora.

-Suenas igual que mis padres cuando quieren que haga algo que ¡no quiero!- En tono de enojado.

-¿Enserio?- Decía algo asombrada y curiosa. -Pero yo no soy tan idéntica, ¿o no?-

-Cuando quieres que haga algo que no quiero, suenas igual que ellos. En fin, ¡Ya no quiero hacer estas pendejadas!- Tira una bata roja al suelo del enojo.

-Pero...Sergio, llevas haciendo esto durante dos días. No puedes estar cansado-

-Lo sé. Pero si tengo que hacer esto durante dos semanas seguidas... Mejor paso-

-¿Y qué pretendes hacer, genio?- Hablaba con un poco de enojo. -No estarás pensando en ir a comprar ese libro, ¿no?-

-No... Yo tengo una mejor idea para este entrenamiento- Toca un mapa disimuladamente de su bolsillo. -Una super mejor idea- Hace una cara pícara mientras sentía el mapa.

-Debemos ir a por él, ¿o no?; además, olvidó su mochila- Hablaba Liz algo preocupada.

-Déjalo, yo también pasé por ese capricho. Después, solo se dará cuenta de su error-

-Creo que tiene razón- Toca su frente. -Bueno, ahora que estamos aquí y Sergio no está, ¿qué hacemos?-

-¿Te parece hacer un picnic de madre e hija y mascota?-

-Sabes que sí- Hablaba con mucha emoción.

Mientras las chicas hacían todo eso, Sergio se tomó toda la tranquilidad del mundo para bajar de la montaña lo más calmado posible. Una vez que estaba abajo, sintió en tranquilizador aroma de las flores para sacar el mapa que tenía en su bolsillo (mapa, qué le había entregado el mercader hace unas horas), y que dicha mapa, marcaba la ubicación de una cueva en donde contenía un mineral bastante valiosa, lo que ha ganado el nombre: "La cueva de las rocas violetas".

Después de un largo viaje, de seguir el camino amarillo que le había sugerido el vendedor, ya tenía la magnífica cueva a su frente. Una cosa sensacional.

Las cuevas de las rocas violetas son conocidas por sus famosas leyendas urbanas en las Islas Flotantes, porque mucha gente asegura ver cosas inexplicables allí adentro. Pero una parte asombrosa de esas leyendas, es que dicen que contienen un mineral bastante caro: el cristal rosado. Por lo cual, miles de saqueadores saquearon las cuevas para su beneficio propio, provocando que pasen casos de intoxicación, suicidios, asesinatos por estos lugares. Casos, que son todo un misterio.

Islas Flotantes y las 7 gemas elementalesWhere stories live. Discover now