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En el momento en el que oí todas las voces hablando demasiado alto, y los pasos apresurados por todas partes, supe que hoy era el gran día. Abrí los ojos para contemplar cómo Tarah y Caroline se encontraban guardando los vestuarios en una maleta y colocándose ropa cómoda para el ensayo. Sonreían sin parar, con cada paso que daban en la minúscula habitación.

Me apoyé sobre mis brazos en la cama y me sobé la cabeza. Largué un gran bostezo y en cuanto emití un sonido, ya tenía los brazos de Caroline a mi alrededor.

-¡Buenos días, princesa!- estrujó mis cachetes con diversión. Jamás la había notado tan emocionada por algo. La forma en que su cuerpo expresaba la alegría que cargaba era evidente, como si acabase de ganar la lotería y supiera que su vida sería completamente distinta a partir de ahora.

Tarah, por otro lado, también portaba cierto entusiasmo, pero a diferencia de su madre, no era tan expresiva como para mostrárselo a los demás. Ella suele guardar sus sentimientos para sí misma.

-Linda, ¿quieres ir a desayunar abajo?- me preguntó Caroline una vez yo me levanté para cepillarme los dientes.

-Claro. ¿Y ustedes?

-Nos compramos un café en la máquina cuando nos despertamos hace una hora.- contestó Tarah- Tenemos muchas cosas que organizar y no queremos estropear tu desayuno. Ve tranquila.

Asentí, agradecida. Claramente no tenían la cabeza en otra cosa que no fuera el espectáculo de esta noche. Nos quedaremos todo el día en la carpa de circo tanto para ensayar como para preparar el entorno, así que serían varias horas pesadas-

Me coloqué un suéter de lana y bajé por las escaleras para ir al comedor del hotel, sin importarme mi pijama y mis pantuflas. Era demasiado temprano para vestirme y creo que a los demás no les causará dolor de vista si ven a una chica en pantalones de algodón rosas con estampado de Hello Kitty y un peinado revoltoso.

Tomé asiento en una de las mesas redondas luego de servirme un café en la máquina y una tostada con mermelada de fresa. Algunos integrantes del circo habían bajado también a adquirir su desayuno, la mayoría eran jóvenes como yo.

-¡Aubrey!- una mano se sacudió por encima de todas las cabezas. Se trataba de Yvonne- ¡Ven aquí!

No dudé en acercarme a la mesa que ella estaba ocupando junto a Jade y otros chicos con los que no había tenido demasiada comunicación. Se presentaron amistosamente como Vela, Paul y Winston. Todos formaban parte de un acto distinto, el cual ellos afirmaban que me deslumbrarían en cuanto lo viera esta noche en el show.

-Es bueno saber que agotamos las entradas- comentó Winston, el joven asiático que no aparentaba más de veinticinco años- Serán doscientas butacas ocupadas.

Abrí los ojos, impresionada- ¡¿Doscientas?!

-Así es, y el primer espectáculo siempre tiene que ser el mejor- habló Vela- Necesitamos que nos recomienden para las próximas ciudades. Y si llegamos a salir en televisión, hay que tener por seguro que los medios usarán algún vídeo de cualquier espectador. Si cometemos errores, se sabrá.

Yvonne nos sorprendió a todos cuando masticó con demasiada fuerza su comida, provocando sonidos estruendosos. Desviamos la mirada hacia la dirección que sus ojos apuntaban para encontrarnos con Alexis, pidiendo en la barra una bebida. Entonces, recordé la fiesta y el momento en el que Jade me dijo que si Yvonne se enteraba de que esas dos andaban en algo, su amistad se arruinaría para siempre. Con esto, quiero creer que algo sucedió entre las chicas.

Yvonne la miró con odio y asco, y Alexis nos devolvió el gesto en general antes de alejarse con su bebida. Jade, en cambio, me dirigió una mirada.

-Incluso con la boca cerrada no la soporto.- masculló Yvonne.

Circus (+18) I COMPLETA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora