Circus (+18) I COMPLETA I

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-Estoy bien, de verdad- repetí por octava vez al oficial de policía- Sólo... quiero irme de aquí.

El hombre uniformado asintió con la cabeza y luego, finalmente, se marchó junto con su compañera en la patrulla. Resulta que los Roux no habían desaparecido y que estaban en perfectas condiciones. Era yo a quien no encontraban durante esta última hora.

Sucedió que, cuando Austin se alejó de mí para encontrarse con su familia, fueron a por unas bebidas. Luego, él volvió para buscarme pero ya no me encontró en ningún sitio. Buscó y buscó pero claramente le iba a resultar imposible dar conmigo ya que yo estaba encima de la torre oscura, donde menos pensaría. Y luego, me dispersé por todo el maldito parque.

Ellos, lógicamente, se preocuparon y terminaron llamando a la policía. Durante el periodo de tiempo en que los oficiales vinieron aquí, Austin no se rindió. Afortunadamente, escuchó el escándalo que se había formado en el salón de espejos, y se metió en el lugar, ignorando las protestas del guardia. Fue ahí que me socorrió y todo terminó.

Después, abracé a todos los Roux. Pero, lamentablemente no pude darles respuestas claras sobre lo que pasó, ni a ellos ni a los oficiales.

¿Decirles que había visto y hablado con su hija muerta? No, esa no era una maldita posibilidad.

Es que ni yo sabía explicarme lo que había ocurrido. No tengo ninguna de las notas que utilicé durante el juego porque las tiré mientras corría. No saqué fotos de los maniquíes porque estaba demasiado desesperada como para tomarme el tiempo para eso. Y tampoco supe decir qué había ocurrido con los espejos rotos, porque no había logrado ver qué fue lo que sucedió. Las luces parpadeaban sin parar, la risa del payaso era demasiado fuerte y escalofriante, y yo, sinceramente, estaba cegada por el miedo. Mi cuerpo tembló en todo momento y hasta llegué a tener miedo de abrir los ojos.

Mi conversación con Valerie... Joder. ¿Qué había sido eso? Me niego a aceptar que me he vuelto loca y que me imaginé todo. Su voz se escuchaba bien fuerte. Tal vez no muy real, pero sí presente. Sus labios se movían en sincronía con lo que decía. Su reflejo estaba en todas partes, muy oscuro. Pude llegar a ver que vestía un camisón largo, de esos para dormir. Su cabello rojo y ondulado caía sobre sus hombros flacos e incluso llegaba a brillar. Dios, ella estaba ahí.

No... Ella está muerta, Aubrey. La mataron.

¿Pero entonces qué carajos fue lo que vi? Incluso el guardia la describió, señalando sus características tan particulares. No lo entiendo.

-¿Un juego?- me preguntó Normand, una vez ya montados en el auto. No les iba a hablar sobre lo que pasó con Valerie, o lo que creo que pasó, pero sí de todo la aventura por la que me hicieron pasar. No quería mentirles en la cara también sobre eso.

-Sí. Se llamaba "¿Y en dónde carajos están los Roux?"- me apoyé sobre el pecho de Austin. Él siguió acariciando mis brazos- La primera pista la encontré en el suelo. Y eso fue lo que me llevó a las demás. El juego se trataba de... encontrarlos- todos se mostraron confundidos- Bueno, encontrar sus maniquíes.

-¿Maniquíes dijiste?- preguntó Austin automáticamente, viéndome fijamente.

-Sí. Estaban vestidos como ustedes.

A mi lado, escuché a Austin tragar saliva y sentí ahora su cuerpo inquieto.

-¿Algo más, cariño?- consultó Normand- ¿Algo que tengas que decirnos?

Arrugué con fuerza el borde de mi camiseta. Austin, Tarah, Elián, Caroline y Normand me observaron, esperando mi respuesta. Presa de los nervios, respondí:

No.

★

Cuando llegamos al hotel, empacamos nuestras cosas. Mañana era nuestro último día en LA y ya era hora de subirnos al tren para dirigirnos a la anteúltima parada del tour. No podía creer que se estaba acercando el fin de este viaje tan... controversial para mi. Tantas cosas sucedieron en estos meses. Me había adaptado a una rutina que ahora sabía que iba a costarme desarmar. Tampoco estaba al tanto de qué pasaría con los Roux, en especial después del altercado con Joanna y la fiesta de cumpleaños de Valerie, que fue lo que llevó a los Roux a decidir no participar del show que, en teoría, ahora ya había acabado.